domingo, 4 de diciembre de 2011

Los barberos padres de la cirugia,


Los barberos padres de la cirugia,



La cirugía (del griego, cheiros: manos y ergon: trabajo) es la rama de la medicina que manipula físicamente las estructuras del cuerpo con fines diagnósticos, preventivos o curativos. Ambroise Paré, cirujano francés del siglo XVI le atribuye cinco funciones: "Eliminar lo superfluo, restaurar lo que se ha dislocado, separar lo que se ha unido, reunir lo que se ha dividido y reparar los defectos de la naturaleza."
Desde que el ser humano fabrica y maneja herramientas ha empleado su ingenio también en el desarrollo de técnicas quirúrgicas cada vez más sofisticadas. Pero hasta la revolución industrial no se vencerían los tres principales obstáculos con los que se encontró esta especialidad médica desde sus inicios: la hemorragia, el dolor y la infección. Los avances en estos campos han transformado la cirugía, de un "arte" arriesgado (y menospreciado por ello), a una disciplina científica capaz de los más asombrosos resultados.

Los siglos XV (il Quattrocento) y XVI (il Cinquecento) tienen en Italia el origen de unas filosofías de la ciencia y de la sociedad basadas en la tradición romana del humanismo. El florecimiento de Universidades en Italia al amparo de las nuevas clases mercantiles supuso el motor intelectual del que se deriva el progreso científico que caracteriza a este periodo. Esta "nueva era" recala con especial intensidad en las ciencias naturales y la medicina, bajo el principio general del "revisionismo crítico". Los nuevos conocimientos en anatomía suponen el despegue definitivo de disciplinas como la cirugía o la anatomía patológica. El ansia de conocimientos afecta simultáneamente a todos los gremios hasta el punto de hacer exclamar a Vesalio, el principal anatomista del siglo XVI:
No me preocupan los pintores y escultores que se apelotonan en mis disecciones ni, a pesar de sus aires de superioridad, me siento menos importante que ellos

El espíritu científico impregna cada rama del saber: Antonio Benivieni, cirujano italiano de la segunda mitad del siglo XV, anota minuciosamente todas sus intervenciones y las autopsias que realiza posteriormente a los pacientes que no sobreviven. Estas notas se publicarán en 1507 bajo el título De abditis nonnullis ac mirandis morborum et sanationum causis (De las causas ocultas de las enfermedades), con el imaginable interés para todo el cuerpo médico. En su haber se cuentan las primeras descripciones documentadas de cáncer de estómago e intestino, así como extensas y detalladas descripciones de los varios tipos de hernias conocidos

El mejor anatomista, aunque no el primero, de este periodo es Andrés Vesalio, autor de uno de los manuales de anatomía más extendidos e influyentes durante los siguientes dos siglos: De humani corporis fábrica. Este médico peregrinó a Jerusalén, según se revela en una carta de 1563, tras serle conmutada por el rey la pena de muerte por la penitencia de la peregrinación. El motivo de la condena es la disección que realizó a un joven noble español tras su muerte y el descubrimiento, al abrirle el pecho, de que el corazón aún latía.
Vesalio se doctora en la universidad de Padua, tras formarse en París, y es nombrado "explicator chirurgiae" (profesor de cirugía) de esta universidad italiana. Durante sus años como profesor redactará su gran obra, y acabará su carrera profesional como médico personal de Carlos I y, posteriormente, de Felipe II.

De esta misma época (1511-1553) es el español Miguel Servet, otro pionero en el campo de la Anatomía. Practicando la disección junto a Hans Gunther observó, y publicó en su obra Christianismi restitutio, que la sangre se oxigenaba en los pulmones (y no en el corazón como creía Galeno) y que en este órgano se producía una circulación menor tras la cual la sangre accedía al ventrículo izquierdo. Este descubrimiento, sin embargo, ya lo había hecho Ibn Nafis, médico árabe del siglo XIII, pero sus observaciones no fueron conocidas en occidente.
Desde el siglo XIII la categoría de los cirujanos franceses venía incrementándose y haciéndose visible mediante la autoridad para vestir la toga larga y realizar cirugía mayor. A lo largo de los siguientes siglos comienza a emplearse el término de "barbero" para referirse a un gremio de "prácticos", no médicos, desconocedores del latín y cuyo campo de actuación se limitaba a intervenciones menores, como flebotomías, extracción de piezas dentarias, o curación de pequeñas heridas. En Francia, los éxitos de la cirugía durante el Renacimiento llevaron a la desaparición de las diferencias de clase entre los médicos y los cirujanos.

Sin embargo los barberos seguirán realizando su función social libremente durante mucho tiempo, hasta la fundación de la Académie Royale de Chirurgie en 1731, dirigida en sus inicios por el cirujano Jean Louis Petit, quien perfeccionó el torniquete), y la promulgación de la ordenanza de Luis XV prohibiendo a los barberos el ejercicio de la cirugía.
En Inglaterra, sin embargo, los internistas van ganando fuerza a lo largo del siglo XV, consiguiendo fundar el Real Colegio de Médicos, igualando a los cirujanos con los barberos, y obligándoles a ser regulados bajo idéntica norma que los pasteleros o los notarios. En 1540 el parlamento autoriza la creación de la Compañía de cirujanos-barberos, pero habrá de ser Thomas Vicary, cirujano encargado de curar con éxito una herida de la pierna de Enrique VIII, quien consiga de manos del rey la carta de derechos del gremio de cirujanos

En las últimas décadas del siglo XVI, a punto de finalizar el periodo renacentista, hace su aparición el principal cirujano de esta época, y padre de la cirugía francesa: Ambroise Paré (1510-1590). Poco antes el suizo Paracelso, figura médica controvertida, considerado por unos simples barberos, alquimista por la mayoría y cirujano por otros, había intentado con poco éxito elevar el rango de la cirugía al mismo nivel que el de los médicos internistas, pero será el francés quien elimine las últimas reservas. Este cirujano fue médico personal de cinco reyes en una época en que era costumbre al uso sustituir a toda la corte con cada nuevo reinado. Su formación se inicia en el gremio de los barberos y sacamuelas, pero compagina su trabajo con la asistencia al Hôtel-Dieu de París. Su trabajo como cirujano comienza entre las filas del ejército francés, donde se especializó en heridas de bala.

Sufrió un cierto rechazo de la comunidad médica, ya que su extracción humilde y su desconocimiento del latín y el griego le llevaron a escribir toda su obra en francés. Desde sus inicios se le consideró un "renovador", lo que no siempre le benefició, aunque su reputación fue hasta el final su principal aval. La siguiente cita ejemplifica su espíritu innovador, siendo considerado el primer cirujano en realizar la ligadura rutinaria de los vasos en las amputaciones:
dices que atar los vasos sanguíneos tras una amputación es un método nuevo y, por tanto, no debe aplicarse. Mal argumento para un médico

Su inventiva le llevó a diseñar algunos instrumentos quirúrgicos, e incluso diseñó algunas prótesis o "miembros artificiales" para algunos de sus pacientes amputados. Es de señalar su estudio sobre siameses, o su refutación del empleo de las piedras bezoar, como antídotos universales. Buena parte de su obra es un compendio de análisis y refutación de costumbres, tradiciones o supersticiones médicas, sin fundamento científico ni utilidad real
 
Un cirujano (del griego χειρουργική, quirós=mano, trabajar con la manos) es todo aquel médico que sea capaz de prevenir, diagnosticar y curar enfermedades ejerciendo la cirugía. En términos fijos, en la mayor parte de los países latinoamericanos es el título que se le otorga a una persona egresada de la licenciatura en medicina antes de que realice cualquier especialización. En los siglos XVI y XVII se decía zurujano.

Ambroise Paré fue uno de los médicos más famosos del Renacimiento Europeo, cirujano personal de cuatro reyes de Francia. Sus descubrimientos salvaron miles de vidas en los crueles campos de batalla, donde ser herido suponía una agonía terrible.
Nació en el año 1510 en la ciudad francesa de Laval, donde ejerció de barbero. Este oficio era algo muy similar a enfermero, pues no era como actualmente, un oficio para el aseo personal, sino más bien un cargo de responsabilidad médica.
Con los años se trasladó a París, donde se alistó en el ejército del rey, ascendiendo al puesto de cirujano gracias a sus conocimientos en la materia.
En los campos de batalla  descubrió los horrores de la guerra y el suplicio al que se enfrentaban los heridos en brazos y piernas. Las condiciones médicas eran tan precarias que en la mayoría de los casos se hacía imprescindible la amputación del miembro herido, siendo además  poco probable la curación completa del enfermo.

En una de las campañas en las que sirvió como cirujano, tuvo que enfrentarse a la escasez de medicinas, por lo que tuvo que inventar algunas nuevas con los componentes de que disponía en la botica. La nueva medicación no solo se mostró igual de eficaz que la anterior sino que la mejoró considerablemente, consiguiendo aumentar el número de curaciones en su hospital de campaña.
Además, inventó un nuevo sistema para curar las heridas por amputación, consistente en atar los extremos de las venas del miembro operado, en lugar de cicatrizarlas con fuego. Este sistema efectivamente cortaba la hemorragia, pero añadía a la amputación la quemadura de tercer  grado.
Tan efectivos fueron sus nuevos métodos, que fue nombrado cirujano real y no solo de un rey, sino de cuatro monarcas sucesivos.

Quien era este hombre

Ambroise Paré (Bourg-Hersent, Laval, 1510 - París, 20 de diciembre de 1592) fue un cirujano francés, considerado el padre de la cirugía moderna. Fue cirujano real de los reyes Enrique II, Francisco II, Carlos IX y Enrique III.
Hijo de un artesano y una actriz. Debido a su origen humilde no tuvo una formación académica, por lo que desconocía el griego y el latín, y utilizó el francés para redactar sus obras. El hecho de utilizar la lengua vernácula permitió una amplia difusión de sus tratados entre los profesionales de la medicina y el público en general.

Paré empezaría su carrera como aprendiz de cirujano partero, nombre por el que se conocía a una clase inferior de cirujanos. Estos últimos estaban por debajo de los llamados cirujanos de bata larga, que estudiaban en la Escuela de San Cosme (patrón de los médicos) y conocían las lenguas clásicas y los escritos de Galeno. Los cirujanos barberos eran considerados como trabajadores manuales que, además de tratar heridas, cortaban el pelo, afeitaban y realizaban sangrías.
A los 17 años logra entrar en el gran hospital de París fundado en el siglo VII, el Hôtel-Dieu, en el cual trabajaría entre 1533 y 1536. Las condiciones en este hospital eran bastante deficientes debido a las condiciones higiénicas y a que los enfermos se encontraban hacinados sin distinción de sexos. Además las operaciones se realizaban en los pasillos, no en salas de operaciones específicas. Debido a esta precariedad el nivel de mortalidad era muy alto, razón por la que la cirugía en aquella época tenía tan poco prestigio.
En 1536 es contratado por un oficial del ejército para servirle como cirujano militar de las tropas francesas en las campañas de Italia, práctica habitual en la época. Su primera misión se presentó en la guerra del Piamonte durante el asalto de Francisco I a Turín (1537). No obstante jamás se negó a auxiliar a nadie. Paré no hacía distinciones: protestantes o católicos, españoles, franceses, alemanes, flamencos o italianos recibirían su atención.

En aquella época las armas de fuego eran disparadas a distancias muy cortas debido a su corto alcance. Este hecho hacía que las heridas estuvieran rodeadas de pólvora. Además no estaba contemplado el tratamiento de las mismas en los escritos de Galeno. La opinión generalizada era que la pólvora envenenaba la herida y para tratarla se utilizaba aceite de saúco.
Durante la batalla de Vilaine, hizo su primer gran descubrimiento. Debido a la falta de aceite, creó su propio remedio "contra el dolor producido por armas de fuego". Este consitía en una yema de huevo, aceite de rosas y trementina. Al día siguiente de usar esta aplicación emoliente comprobó su efecto benéfico. Posteriormente, en la batalla de Dauvilliers aplicaría por primera vez la técnica de la ligadura de arterias a los muñones de las amputaciones. Aunque la ligadura de vasos ya era conocida, ésta no se aplicaba a las amputaciones. Los muñones se cauterizaban con hierro al rojo vivo, técnica que resultaba poco efectiva. Para atar los vasos utilizaría fórceps y puntos de sutura. El éxito de Paré con esta técnica significó un gran avance para la cirugía.

En 1545 publicó un tratado sobre el tratamiento de heridas por arma de fuego, "Méthode de traiter les plaies faites par les arquebuts et autres bastons à feu, et celles qui sont faites par la poudre à canon" (Método de tratar las heridas causadas por arcabuces y otros bastones de fuego y aquellas que son hechas por pólvora de cañón) considerado uno de los hitos del arte quirúrgico. En 1553 publica la segunda edición de esa misma obra. En 1561 dio a la imprenta su Anatomie universelle du corps humain. Publicó también otros tratados acerca del tratamiento de heridas y enfermedades.
En 1559, en la toma de Calais por los franceses, asistió al duque de Guisa de una herida mortal. Los demás médicos del duque desistieron alegando que el duque no tenía remedio y su orgullo les impedía aceptar que un cirujano no académico como Paré pudiera hacer algo que ellos no podían. No sin muchos impedimentos consiguió Paré salvar al duque, el cual a partir de entonces llevó el sobrenombre del "acuchillado" por la tremenda cicatriz que le quedó en la cara.
Tuvo también un papel destacado en el desarrollo de la obstetricia, mostrando que era posible dar la vuelta al niño antes del parto cuando se presentaban complicaciones debidas a su posición (versión interna cuando el feto viene de nalgas). Otras de sus aportaciones fueron la técnica más adecuada para la extracción de proyectiles y la utilización de tubos para drenar abscesos, bragueros para hernias y prótesis de miembros amputados.

Cuando terminó las campañas, debido a sus aportaciones y éxitos se convirtió en médico de cámara y consejero real asistiendo a cuatro reyes: Enrique II, Francisco II, Carlos IX y Enrique III. Se dice que estuvo con Vesalio en la corte cuando ocurrió el fatal accidente en un torneo del rey Enrique II. No pudo hacer nada por salvar la vida del monarca. Tampoco pudo salvar al rey Francisco II de su prematura muerte a los 16 años. Se le acusó de pertenecer a la religión reformada a pesar de que se casó por los ritos católicos y sus hijos estaban bautizados. Aun así en la fatídica Matanza de San Bartolomé tuvo que ser protegido por la corte (paradójicamente en esa corte estaban el rey Carlos IX y la reina madre Catalina de Médicis que eran los instigadores de la matanza).
Finalmente, la Escuela de Medicina de la Universidad de París acabaría por concederle en 1584 el bonete de doctor en Medicina debido a sus logros. Murió en París el 20 de diciembre de 1590, a los 80 años de edad.

Una recopilación de sus obras se publicó en París en 1575, y se reimprimió después en varias ocasiones. Aparecieron también varias ediciones en inglés, alemán y neerlandés.
Esta es la historia de un gran cirujano, que cambio para siempre la medicina

Fuentes:

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