La obra perdida de Leonardo
da Vinci, la Battaglia
di Anghiari
di Anghiari
En 1505, las autoridades
florentinas le pidieron a Leonardo da Vinci pintar un gran mural en el Salón de
los Quinientos del Palazzo Vecchio, en el Ayuntamiento de Florencia, para
retratar así la victoria de la ciudad sobre las tropas milanesas, en 1440.
Durante 60 años, La Batalla de Anghiari -como
fue bautizado el cuadro- fue admirado por dos generaciones de artistas, entre
ellos el pintor alemán Rubens, que basándose en una anónima réplica, hizo una
propia versión de la obra, que hoy se expone en el Louvre. Pero en 1563, la
sala sufrió reformas radicales y la obra fue cubierta y repintada por Giorgio
Vasari. Sin embargo, muchos historiadores aseguran que Vasari, un reconocido
admirador de la obra de Da Vinci, no habría repintado el mural, sino que lo ocultó,
construyendo una nueva pared para pintar su cuadro y así conservar el de
Leonardo.
Hoy, un ingeniero, un
físico nuclear y un fotoperiodista buscan construir una cámara especial para
escudriñar el vetusto edificio florentino y saber si tras sus paredes está, lo
que según los críticos contemporáneos al genio renacentista, es su obra cumbre.
La batalla de Anghiari (en
italiano, La battaglia di Anghiari) es una pintura mural perdida, obra del pintor
renacentista italiano Leonardo da Vinci. Algunos creen que subsiste tapada en
una pared del Salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio de Florencia.
Una pintura de Peter Paul
Rubens en el Museo del Louvre, París, conocida como La batalla del estandarte,
se cree que es una copia de la propia pintura de Leonardo. Rubens hizo la
pintura en 1603, basándose en un grabado de Lorenzo Zacchia del año 1558. Hay
varias diferencias con el original, pero Rubens logró representar la furia, las
intensas emociones y el sentido de poder que estaban presentes en la pintura
original.
La historia comenzó hace
35 años, cuando Maurizio Seracini, ingeniero, médico, miembro de la National Geographic
Society y jefe del Centro de Ciencias de Arte, Arquitectura y Arqueología de la U. de California, en San Diego
(EE.UU.), trató de darle sentido a un extraño mensaje pintado en el cuadro de
Vasari: "Busca que encontrarás". Aunque la exhortación no era muy
clara, Seracini aceptó el reto, e inició una infatigable investigación para dar
con el paradero del mítico fresco. Sus pruebas han incluido escáner, láser,
máquinas de rayos x, termografía y equipos de radar. En 2007, precisamente con
un radar de penetración de suelo, descubrió una fina brecha entre el muro de
ladrillo de Vasari y el muro original donde se cree Leonardo pintó La batalla
de Anghiari, una brecha que no existe en ninguna otra pared del salón.
La fascinante historia
alentó al fotógrafo de National Geographic, David Yoder, a ofrecerle
desarrollar una cámara especial capaz de atravesar el muro y fotografiar lo que
haya detrás. Para ello se alió con Robert Smither, un físico nuclear del
Laboratorio Nacional de Argonne, en EE.UU., quien había desarrollado un lente
de alta precisión. Tan compleja como su nombre -lente de difracción de rayos
gamma de mosaico de cristal de cobre- el artefacto fue ideado entre otros usos
para capturar imágenes en alta definición en tumores, pero el físico cree que
podría ser capaz de trazar pigmentos de pintura ocultos. "La cámara
detecta los rayos gamma que emiten los metales que Da Vinci utilizaba en la
mezcla de sus pinturas", explica Yoder .
La cámara -añade el
fotógrafo- funciona disparando neutrones a los metales contenidos en los
pigmentos de la pintura de Leonardo. Los metales desprenden rayos gamma, que
luego son captados por los cristales de cobre de la cámara (utilizados en lugar
de los cristales tradicionales). Con esos datos, cree, es posible recrear la
pintura, y lo más importante, no dañar la pintura de Vasari.
Con ayuda de físicos
italianos, Yoder y Smither probaron el lente en la Agencia Italiana
de Investigación Energética en Roma, penetrando un ladrillo traído desde el
propio Palazzo Vecchio, al que rociaron con una mezcla de pintura similar a la
que usaba Da Vinci. El lente atravesó el ladrillo y captó la pintura esparcida
al otro lado.
Hoy, Yoder busca
financiamiento para la construcción de la cámara, que podría estar lista en
febrero de 2012, con la que espera finalmente develar el misterio pictórico.
"Si hay suficiente pintura, estoy seguro de que podemos recrear la
obra".
Las pruebas mostraron que los
rayos gamma de los pigmentos pueden pasar a través de la pared de ladrillo, por
lo general con bastante facilidad ", dijo.
Los alentadores resultados sugieren que la tecnología Smither debería funcionar bien para determinar qué pigmentos se encuentran detrás de la pared - si están allí.
Por lo menos 265.000 dólares se necesita para construir un acelerador de partículas portátil y un detector de cristal de germanio. Hasta el momento un esfuerzo de recaudación de fondos ha recaudado más de $ 21.000,
Los alentadores resultados sugieren que la tecnología Smither debería funcionar bien para determinar qué pigmentos se encuentran detrás de la pared - si están allí.
Por lo menos 265.000 dólares se necesita para construir un acelerador de partículas portátil y un detector de cristal de germanio. Hasta el momento un esfuerzo de recaudación de fondos ha recaudado más de $ 21.000,
Un poco de historia
Los dos grandes genios del
Renacimiento, Leonardo y Miguel Ángel se encontraron en un momento dado (era
abril de 1503), enfrentándose directamente sobre el terreno de la pintura, pues
ambos recibieron del confaloniero Piero Soderini un encargo para decorar el Salón
de los Quinientos. Miguel Ángel acababa de finalizar su David, cuando fue designado
para pintar la pared de la izquierda. Es la única vez que Leonardo da Vinci y
Miguel Ángel trabajaron juntos en el mismo proyecto. Ambos debían realizar una
batalla: la de Leonardo sería la de Anghiari sobre la pared de la derecha, en
la que vencieron los florentinos, y Miguel Ángel representaría un episodio de La
batalla de Cascina, acaecida en 1364 cuando las tropas florentinas que se
estaban bañando en el Arno se alertaron ante un posible ataque de sus enemigos
de Pisa. Las dos pinturas debían tener 7 metros de alto y 17 de largo. El contrato de
Leonardo fue firmado nada menos que por Maquiavelo.
Sin embargo, Miguel Ángel
no permaneció mucho tiempo. Acabó el cartón pero sólo parcialmente la pintura.
Fue invitado a regresar a Roma en 1505 por el nuevo papa Julio II y le
encargaron construir la tumba del Papa. Del cartón o plantilla que Miguel Ángel
realizó para pintar el mural existe una copia parcial en Norfolk (Inglaterra),
y un fragmento aún más reducido fue grabado por Marcantonio Raimondi (Los
escaladores), provocando la admiración de Rafael.
El 24 de octubre de 1503,
el Consejo asignó a Leonardo un local en Santa María Novella para que le
sirviera de estudio. Leonardo da Vinci dibujó su gran cartón en Santa María
Novella, representando una escena de la vida de Niccolò Piccinino, un condottiero
al servicio del duque Filippo Maria Visconti de Milán. Dibujó una escena de un
violento choque de caballos y una furiosa batalla de hombres peleando por el
estandarte en la batalla de Anghiari. Giorgio Vasari en su libro Le Vite
declara que es imposible expresar la manera magistral en la que Leonardo
representó esta escena sobre el papel:
«Sería imposible expresar
la inventiva del dibujo de Leonardo para los uniformes de los soldados, que
esbozó en toda su variedad, o las crestas de los yelmos y otros ornamentos, por
no mencionar la increíble habilidad que demostró en la forma y los rasgos de
los caballos, que Leonardo, más que ningún otro maestro, creó en toda su
osadía, músculos, y graciosa belleza».
Leonardo montó un
ingenioso andamio en el Salón de los Quinientos que podía alzarse o doblarse
del mismo modo que un acordeón. La pintura iba a ser su obra más grande y
sustancial. Leonardo tenía una mala experiencia con la pintura al fresco (La
Última Cena, refectorio de Santa María delle Grazie, Milán). La técnica del
fresco no era apropiada para Leonardo, porque requiere una ejecución rápida y
en lugar de ello Leonardo está lleno de pensamientos, de tiempos de reflexión y
de lentitud. Era una técnica adecuada para Miguel Ángel, que realiza sus obras
con gran rapidez y seguridad, pero no para Leonardo que en lugar de ello
necesita tiempos más largos, y eventualmente incluso la posibilidad de rehacer
o retocar algunas partes.
Por estos motivos, Leonardo decidió utilizar otra
técnica, también para darle mayor resistencia a los colores, la llamada técnica
del encausto ya descrita por Plinio el Viejo. La técnica del encausto requiere
una fuente de calor muy fuerte para fijar los colores sobre la pared. La
composición se tenía que calentar, cuando ya estaba pintada la pared, con un
hornillo de carbón de leña para que la pintura secara rápidamente. Leonardo lo
probó en el taller y le dio buen resultado. Pero cuando aplicó el método
propuesto por Plinio en el fresco de la Gran Cámara , los hornillos sólo secaban la parte
baja; la parte superior se desprendió a pedazos, como pasta mojada, o los
colores se mezclaron debido a que no se pudieron secar suficientemente rápido.
Entonces Leonardo abandonó el proyecto.
En realidad, a pesar del
desastre, la obra estaba prácticamente acabada. Leonardo había trabajado
durante un año con seis asistentes entre ellos, según dos documentos de 1505,
un «Ferrando Spagnolo, pittore», lo que acaso corresponde a Fernando Yáñez de la Almedina o más
probablemente a Hernando de los Llanos.
A pesar de los daños en la
parte alta, entonces, la Batalla
de Anghiari permaneció expuesta en el Palazzo Vecchio durante varios años;
muchos la vieron, muchos la reprodujeron también, y entre ellos estuvo Rubens,
que recopió la parte central, de manera que gracias a este dibujo de Rubens, se
está actualmente en condiciones de tener una idea bastante clara de cómo era el
fresco de Leonardo.
Las pinturas inacabadas de
Miguel Ángel y Leonardo colgaron en la misma habitación juntas durante casi una
década (1505- 1512). El cartón de la pintura de Miguel Ángel fue cortado en
trozos por Baccio Bandinelli por celos en 1512. La pieza central de la batalla
de Anghiari fue muy admirada y se hicieron numerosas copias durante décadas.
El Salón de los Quinientos
del Palazzo Vecchio, que hoy es la
Sala del Mayor Consejo de la República de Florencia,
es el salón más grande para la gestión del poder jamás realizada en Italia. Hoy
mide 54 metros
de largo y 18 metros
de alto, pero en los tiempos de Leonardo era distinta: era más espartana y
menos decorada. La transformación se produjo a mediados del siglo XVI
(1555-1572), cuando el Salón fue ampliado y reestructurado por Vasari y sus
ayudantes, de manera que el Gran Duque Cosme I de Médici pudiera alojar a su
corte en esta cámara.
En lo alto hizo realizar el techo dorado con casetones en
el que se representa el triunfo de Cosme, el nuevo soberano de Florencia, y la
sumisión de la ciudad y de la región. Durante esta transformación se perdieron
obras famosas pero inacabadas, incluyendo la Batalla de Cascina de Miguel Ángel y la Batalla de Anghiari de
Leonardo da Vinci, pues en los lados pintó seis frescos, símbolo de la potencia
de los Médicis: por un lado la toma de Siena y por el otro la derrota de Pisa.
La nueva tecnologia
Seracini dice que el estado de las tecnologías más avanzadas
mostraron que Vasari ha reforzado los muros mediante la construcción de los
grandes marcos de piedra, que luego se llena con los ladrillos para crear una
superficie de sus pinturas: la "Batalla de la Torre " en la pared
oeste y el "Batalla de Marciano" en la pared este.
Seracini (el único no-personaje de ficción que vive mencionado en "El Código Da Vinci") encontró un Dan Brown-como clave en la caja de la pared de la "Batalla de Marciano".
Seracini (el único no-personaje de ficción que vive mencionado en "El Código Da Vinci") encontró un Dan Brown-como clave en la caja de la pared de la "Batalla de Marciano".
Allí, en una pequeña bandera verde pintada, Vasari escribió: "Cerca,
trova" - busca y encontrarás.
Una encuesta de radar realizadas la semana pasada confirmó que en la pared este, que alberga la "Batalla de Marciano," hay una "discountinuty" entre la pared de ladrillo de Vasari y el muro de piedra original.
"Esto significa que entre las dos paredes hay un hueco, posiblemente creada por Vasari para proteger la obra de Leonardo", dijo Seracini a los periodistas.
Pruebas concluyentes de que provienen de un especial de cobre y cristal de la lente de difracción de rayos gamma de mosaico que se puede asignar a los pigmentos de pintura oculta.
Una encuesta de radar realizadas la semana pasada confirmó que en la pared este, que alberga la "Batalla de Marciano," hay una "discountinuty" entre la pared de ladrillo de Vasari y el muro de piedra original.
"Esto significa que entre las dos paredes hay un hueco, posiblemente creada por Vasari para proteger la obra de Leonardo", dijo Seracini a los periodistas.
Pruebas concluyentes de que provienen de un especial de cobre y cristal de la lente de difracción de rayos gamma de mosaico que se puede asignar a los pigmentos de pintura oculta.
La cámara es la idea de David Yoder, un reportero gráfico que está trabajando
en la historia de Seracini para la revista National Geographic (de la National Geographic
Society es uno de los socios del proyecto principal de financiación).
Implicó a Robert Smither, uno de los físicos dela Advanced Photon
Source Argonne National Laboratory. Smither ya estaba trabajando en un
dispositivo para uso médico en imágenes de tumores de alta definición.
La cámara podría funcionar por un pelotón de neutrones en los metales contenidos en los pigmentos de Leonardo. Los metales se emiten rayos gamma que luego se centró en los cristales de cobre de la cámara (en lugar de lentes de vidrio).
"Hemos llevado a cabo dos semanas de pruebas en Frascati, en el centro de investigación italiano ENEA. Utilizamos finas capas de pigmentos y los ladrillos originales del Palazzo Vecchio", dijo Yoder Discovery News.
Implicó a Robert Smither, uno de los físicos de
La cámara podría funcionar por un pelotón de neutrones en los metales contenidos en los pigmentos de Leonardo. Los metales se emiten rayos gamma que luego se centró en los cristales de cobre de la cámara (en lugar de lentes de vidrio).
"Hemos llevado a cabo dos semanas de pruebas en Frascati, en el centro de investigación italiano ENEA. Utilizamos finas capas de pigmentos y los ladrillos originales del Palazzo Vecchio", dijo Yoder Discovery News.
Será un mito o esta gran obra
perdida del gran Leonardo estará escondida,
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