El adelantado de Bimini. fuente de la vida eterna
En la historia de la ciencia, la alquimia (del árabe الكيمياء [al-kīmiyā]) es una antigua práctica protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte.
La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia,
La alquimia occidental ha estado siempre estrechamente relacionada con el hermetismo, un sistema filosófico y espiritual que tiene sus raíces en Hermes Trimegisto, una deidad sincrética grecoegipcia y legendario alquimista. Estas dos disciplinas influyeron en el nacimiento del rosacrucismo, un importante movimiento esotérico del siglo XVII. En el transcurso de los comienzos de la época moderna, la alquimia dominante evolucionó en la actual química.
Actualmente es de interés para los historiadores de la ciencia y la filosofía, así como por sus aspectos místicos, esotéricos y artísticos. La alquimia fue una de las principales precursoras de las ciencias modernas, y muchas de las sustancias, herramientas y procesos de la antigua alquimia han servido como pilares fundamentales de las modernas industrias químicas y metalúrgicas.
Aunque la alquimia adopta muchas formas, en la cultura popular es citada con mayor frecuencia en historias, películas, espectáculos y juegos como el proceso usado para transformar plomo (u otros elementos) en oro. Otra forma que adopta la alquimia es la de la búsqueda de la piedra filosofal, con la que se era capaz de lograr la habilidad para transmutar oro o la vida eterna.
En el plano espiritual de la alquimia, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales. Esto quiere decir que debían purificarse, prepararse mediante la oración y el ayuno.
Muchos de estos alquimistas buscaban
El elixir de la vida (en árabe: إكسير الحياة, Exeer Al-ḥayat) (Turco Otomano: Ab-ı Hayat, Turco Antiguo: Bengisu), también conocido como elixir de la inmortalidad, es una legendaria poción o bebida que garantizaba la vida eterna.
Fue una de las metas perseguidas por muchos alquimistas como remedio que curara todas las enfermedades (panacea) y prolongara la vida eternamente. Algunos de ellos, como Paracelso, lograron grandes avances en el campo farmacéutico. Se relaciona con la piedra filosofal, mística piedra que transformaría los metales en oro y supuestamente crearía el elixir
Obviamente, ningún alquimista jamás consiguió tal elixir, pero si consiguieron muchas muertes. Una de las leyendas urbanas relacionadas y más destacadas es la de la muerte del científico Isaac Newton, quien al parecer intento crear una, la cual bebió, pero en vez de darle vida eterna, le proporcionó un encuentro letal.
En
Los grupos Vedas también consideraban un vínculo entre la vida eterna y el oro. Esta idea, probablemente haya sido adquirida de los griegos, cuando Alejandro Magno invadió
Si hemos de partir con una definición diremos que la alquimia era una antigua técnica practicada en la edad media cuyos principales objetivos eran descubrir una sustancia que transmutaría los metales ordinarios en oro y plata, y a encontrar medios para prolongar la vida humana indefinidamente. Sin lugar a ninguna duda, la alquimia ha sido la madre de la actual Química y aquellos misteriosos alquimistas, huyendo de los preceptos religiosos y de la inquisición sentaron las bases a lo que fue posteriormente el moderno desarrollo científico.
Nacida en el antiguo Egipto,
Zósimo de Tebas (alrededor del 250-300), descubrió que el ácido sulfúrico era un disolvente de metales y liberó oxígeno del óxido rojo de mercurio. La base de la alquimia parte de la doctrina aristotélica que postula que "todas las cosas tienden a alcanzar la perfección". Al considerar a los demás metales imperfectos con respecto al oro, se suponía que la naturaleza los convertiría finalmente en oro. Ya por el siglo IV, un alquimista habilidoso, utilizando rituales de magia y
El primer trabajo conocido de esta escuela es la obra que se difundió en Europa en su versión latina titulada De alchemia traditio summae perfectionis in duos libros divisa, atribuido al científico y filósofo árabe Abú Musa al-Sufí, conocido en Occidente como Geber; este trabajo, que podemos considerar como el tratado más antiguo sobre química propiamente dicha, es una recopilación de todo lo que se creía y se conocía por entonces. Los alquimistas árabes trabajaron con oro y mercurio, arsénico y azufre, y sales y ácidos, y se familiarizaron con una amplia gama de lo que actualmente llamamos reactivos químicos. Su creencia científica era el potencial de transmutación, y sus métodos -principalmente intentos a ciegas- los llevaron a encontrar muchas sustancias nuevas e inventar muchos procesos útiles. La alquimia, como sucedió con el resto de la ciencia árabe, se transmitió a Europa a través de España, gracias al extraordinario florecimiento que las ciencias y las artes experimentaron en Al-Andalus durante la edad media. Los primeros trabajos existentes de la alquimia europea son los del monje inglés Roger Bacon y el filósofo alemán Alberto Magno; ambos creían en la posibilidad de transmutar metales inferiores en oro. Roger Bacon creía que el oro disuelto en agua regia era el elixir de la vida. Alberto Magno dominaba la práctica química de su época.
En el siglo XV, el filósofo escolástico italiano santo Tomás de Aquino, el polígrafo mallorquín Ramón Llull y el monje benedictino Basil Valentine también contribuyeron mucho, por la vía de la alquimia, al progreso de la química, con sus descubrimientos de los usos del antimonio, la fabricación de amalgamas y el aislamiento del espíritu del vino, o alcohol etílico. Las recopilaciones importantes de fórmulas y técnicas de este periodo incluyen Pirotecnia (1540), del metalúrgico italiano Vannoccio Biringuccio; Acerca de los metales (1556), del mineralogista alemán Georgius Agricola; y Alquimia (1597), de Andreas Libavius, un naturalista y químico alemán. El más famoso de todos los alquimistas fue el suizo Paracelso (Theophrastus Bombastus von Hohenheim 1493-1541). Mantenía que los elementos de los cuerpos compuestos eran sal, azufre y mercurio, que representaban respectivamente a la tierra, el aire y el agua; al fuego lo consideraba como imponderable o no material. Sin embargo, creía en la existencia de un elemento por descubrir, común a todos, del cual los cuatro elementos de los antiguos eran simplemente formas derivadas. A este elemento principal de la creación Paracelso lo llamó alcaesto, y mantenía que si fuera encontrado podría ser la piedra filosofal, la medicina universal y el disolvente irresistible. Paracelso sostenía que la enfermedad procedía del exterior por lo cual creó diversos remedios minerales con los que el cuerpo podría defenderse.
Identificó las características de numerosas enfermedades, como el bocio y la sífilis, y usó ingredientes como el azufre y el mercurio para combatirlas. Muchos de sus remedios se basaban en la creencia de que lo similar cura lo similar, por lo que fue un precursor de la homeopatía. Aunque los escritos de Paracelso contenían elementos de magia, su revuelta contra los antiguos preceptos de la medicina liberaron el pensamiento médico, permitiéndole seguir un camino más científico. La tarea del alquimista quedó indisolublemente ligada a su Atanor -el productor de los "fuegos secretos"-, hornillo donde se llevaban a cabo los primeros trabajos de metalúrgica alquímica. Por lo general lo describe con forma de cuadrado o prisma. Muy cerca se encuentra una torre comunicada por un tubo con uno de los lados. La torre se llena de carbón que al encenderse comunica su calor a través del tubo, conservándose a temperatura constante. También se destacaba en el laboratorio de los alquimistas una especie de cazuela, honda, repleta de cenizas cernidas sobre las cuales se han de colocar los frascos o recipientes que contienen la materia sobre la que se trabaja, en sus distintos estados. Esta materia sera calentada, en cada caso en un tiempo distinto y a diferentes y variadas temperaturas. Las cenizas deben rodear totalmente la vasija, protegiéndola de la acción exterior, como un verdadero y autentico cuenco grialico. La función exacta de esa misión protectora, es la que tuvieron todos los recipientes sagrados tradicionales, desde la famosa "Caldera de Dagda" a los misteriosos "Contenedores de
Escritos que se remontan al Siglo I a.C. evidencian el estrecho vínculo existente entre la alquimia y la astrología, la magia y el simbolismo secreto. Y es que ante todo, se le atribuye al hermetismo, la "Tabula Smaragdina", en la que se resume en forma de tesis la totalidad de conocimientos sobre
Los árabes se interesaron especialmente por la parte útil de
La fuente de la juventud, símbolo de la inmortalidad, es una legendaria fuente que supuestamente cura y devuelve la juventud a quienquiera que beba de sus aguas o se bañe en ellas.
Las historias de aguas curativas datan al menos de la época de las Novelas de Alejandro y fueron populares hasta
Hay también incontables fuentes indirectas de la historia. La inmortalidad como don aparece con frecuencia en las leyendas, e historias de objetos como la piedra filosofal, la panacea universal y el elixir de la vida son comunes por toda Eurasia y en otras regiones. Una pista adicional puede haber sido tomada del relato del estanque de Betesda en el Evangelio de Juan, en el que Jesús cura a un hombre en dicho estanque de Jerusalén.
Las historias de los nativos americanos sobre la fuente curativa estaban relacionadas con la mítica isla de Bimini, un país de riqueza y prosperidad situado en algún lugar del norte, posiblemente en la ubicación de las Bahamas. Según la leyenda, los españoles supieron de Bimini gracias a los arahuacos de
Bimini y sus aguas curativas eran temas muy difundidos en el Caribe. El cronista de origen italiano Pietro Martire d'Anghiera hablaba de ellos en una carta que escribió al papa en 1513, si bien no creía en estas historias y estaba consternado de que tantos otros sí lo hicieran.
Se cuenta que el explorador español Juan Ponce de León oyó sobre la fuente de la juventud de los nativos de Puerto Rico cuando conquistó la isla. Insatisfecho con su riqueza material, emprendió una expedición en 1513 para localizarla, descubriendo el actual estado de Florida. Aunque fue uno de los primeros europeos en llegar al continente americano, nunca halló la fuente.
La histora es apócrifa: si bien Ponce de León pudo oír sobre la fuente de la juventud y creer en ella, su nombre no fue relacionado con la leyenda hasta después de su muerte. Tal relación aparece en
Es Herrera quien hace tal relación definitiva en su idealizada versión de la historia de Fontaneda incluida en su Historia general de los hechos del castellano en las islas y tierra firme del Mar Océano. Herrera afirma que los caciques nativos hacían visitas regulares a la fuente. Un frágil anciano se volvía tan completamente restaurado que podía reanudar «todos los ejercicios del hombre... tomar una nueva esposa y engendrar más hijos». Herrera añade que los españoles había examinado sin éxito cada «río, arroyo, laguna o estanque» de la costa de Florida buscando la legendaria fuente. Podría parecer que la historia de Sequene está igualmente basada en una distorsión de la obra de Fontaneda.
Que lleva a tantas personas buscar la fuente de la juventud, y la búsqueda de la vida eterna,
Fuentes:
http://sobreleyendas.com/2008/01/04/ponce-de-leon-y-la-fuente-de-la-eterna-juventud/
http://es.wikipedia.org/wiki/Fuente_de_la_juventud
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Ponce_de_Le%C3%B3n
http://es.wikipedia.org/wiki/Alquimia
http://es.wikipedia.org/wiki/Piedra_filosofal
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