martes, 4 de octubre de 2011

Moritz von Hirsch auf Gereuth, filántropo

Moritz von Hirsch auf Gereuth, filántropo



La etimología de la palabra filantropía deriva sus raíces del griego φίλος philos (o filos), y άνθρωπος, anthropos, que se traducen respectivamente como 'amor' (o 'amante de', 'amigo de'), y 'antropos' (o 'ser humano), por lo que filantropía significa 'amor a la humanidad'. Su antónimo es misantropía.
En general, la filantropía significa el amor al género humano y todo lo que a la humanidad respecta, particularmente, en su forma positiva y constructiva, expresado en la ayuda a los demás sin que necesariamente se requiera de un intercambio o interés alguno en una respuesta.

Los esfuerzos filantrópicos son realizados por parte de individuos o por grupos de individuos organizados.
Los donativos a organizaciones humanitarias, personas, comunidades, o trabajando para ayudar a los demás, directamente o a través de organizaciones no gubernamentales con fines no lucrativos, así como lo es el trabajo de voluntario para apoyar instituciones que tienen el propósito específico de ayudar a los seres vivos y mejorar sus vidas, son considerados actos filantrópicos, siempre y cuando no estén movidos por intereses.

Esta es la historia de un hombre que peleo por su pueblo, 

Moritz von Hirsch auf Gereuth (Múnich, Baviera, Confederación Germánica, 9 de diciembre de 1831 – Budapest, Imperio austrohúngaro, 21 de abril de 1896) fue un empresario, banquero y filántropo judeo-alemán. Fue uno de los principales impulsores de las colonias judías en América Latina, en especial en Argentina, y el principal sostén de la Jewish Colonization Association. La ciudad de Mauricio Hirsch lleva su nombre en recuerdo de esta tarea colonizadora, así como la colonia agrícola de Clara que recuerda a su mujer. A su vez, fue un colaborador financiero del proyecto sionista para la construcción de asentamientos agrícolas en Palestina

La Jewish Colonization Association (JCA, en ídish ICA) fue una asociación filantrópica creada por el barón Moritz von Hirsch para facilitar la emigración masiva de judíos desde Rusia y otros países de Europa del Este hacia colonias agrícolas en tierras financiadas por la Asociación, particularmente en Argentina y en Estados Unidos. Fue fundada el 11 de septiembre de 1891. Ese mismo año, el vapor Pampa alquilado por Hirsch llevó a Argentina 817 inmigrantes judíos desde Ucrania, Polonia, Lituania y Besarabia. En agosto de 1891, por directiva del Barón Hirsch, alrededor de 3.000 leguas cuadradas de tierras fueron adquiridas en diversas partes de la República Argentina, por valor de $ 1.300.000 (£ 260.000). En total, más de 17.000.000 hectáreas fueron adquiridas. Los colonos comenzaron a llegar en el verano de 1891, siendo que a finales de ese año su número el numero de colonos ascendió a 2.850.Esta inmigración dio origen a las colonias de Carlos Casares y Entre Ríos.

Por que hacia emigrar a los judíos a Latinoamérica,
Durante la dinastía de los Romanov, Rusia estuvo prohibida para los judíos. Vivían en zonas delimitadas, alejados de los centros políticos; no tenían permitido el laboreo de la tierra y no podían seguir estudios universitarios. Fue ésta la situación determinante para que el Barón Hirsch formara la Empresa Colonizadora Jewish Colonization Asociation que permitió sacar a los judíos de la Rusia zarista.
Las sucesivas guerras ruso-turcas, con la consiguiente incorporación al control ruso de territorios hasta entonces bajo soberanía turca, fueron el más terrible de los azotes para las poblaciones judías otomanas. El doble antisemitismo -oficial y popular- de los rusos produjo una atroz, imparable oleada de pogromos y persecuciones. 

En 1881, el asesinato del zar Alejandro II por un grupo de conspiradores entre los que se contaba un estudiante judío hizo regresar a Rusia, que hasta ese momento parecía en un tren de relativa modernización, a sus políticas más brutales. Bajo Alejandro III se desató una sistemática persecución antijudía, orientada por el procurador general del Santo Sínodo, Pobiedonostsev, y de Nicolás Ignatief, jefes supremos de la Santa Unión, una organización ultrareaccionaria de aristócratas y militares de alto rango. Esta situación estuvo en la raíz de la emigración de los judíos rusos a las Américas. Pero los esfuerzos migratorios eran aleatorios y espasmódicos. Y se veían frustrados tanto por la pobreza de los aspirantes a emigrantes como por el sadismo y lo que parece una decidida voluntad genocida de las autoridades rusas, que se deleitaban en un doble juego consistente en, por un lado, expulsar a los judíos y, por otro, dificultarles la salida del país por todos los medios posibles

Quien era este hombre,
Maurice de Hirsch nació en Munich (capital de Baviera), en el seno de un hogar judío de habla alemana, el 9 de diciembre de 1831. Sus padres fueron Josef von Hirsch y Caroline Wertheimer de Hirsch. Su padre fue el banquero del rey y sería honrado con el título de Barón en 1869. Su madre provenía de una familia religiosa ortodoxa de Francfort. Se trataba de un hogar de mucha solvencia económica, originada en la fortuna del abuelo (el padre de su padre). Éste había contribuido con su dinero a la conformación de un regimiento de combate del reino bávaro para enfrentar, en 1813, a las tropas napoleónicas. Cinco años después era incorporado a la nobleza.

Maurice creció, entonces, en un ambiente privilegiado, si tenemos en cuenta las condiciones de la mayoría de las familias judías. Tanto artistas como aristócratas frecuentaban su hogar.

De su padre tomó la aplicación para aprender, primero, las convenciones y los códigos sociales, y ya en los años adolescentes, la actividad bancaria; y de su madre, el especial amor por la historia del pueblo judío.

Pronto se orientó, con notable naturalidad, en los vericuetos de la tarea bancaria, familiarizándose con el manejo de empréstitos y acciones.

Quiso independizarse de su padre, por lo que en 1851, antes de cumplir los 20 años de edad, entró a trabajar para el Banco de Bischoffsheim y Goldschmidt, judíos ambos. La casa central se hallaba en Bruselas, con sucursales en París y Londres.
Cerca de 1890, la fortuna del Barón fue calculada en cien millones de dólares. Era también poseedor de caballos de carrera y lo que con ellos ganaba, lo dedicaba a obras de caridad.

Tras la muerte del hijo, prácticamente se retira del mundo de los negocios para dedicarse exclusivamente a aliviar el sufrimiento de los judíos de Rusia y de distintas partes del mundo.

 
Pero su ayuda a sus hermanos judíos necesitados no podía seguir pisando el resbaladizo terreno de autoridades despóticas y tramposas. Entendió entonces que lo mejor era sacar la mayor cantidad posible de judíos de Rusia.

El acta de fundación de la Jewish Colonization Association, por todos conocida hoy como la J.C.A., -o bien como la ‘Fundación del Barón Hirsch’-, data del 24 de agosto de 1891. Su sede estaba en Londres.

Ese mismo año concretó, además, la creación del Fondo del Barón Hirsch en Nueva York, para otorgar préstamos a colonos agrícolas judíos que desearan establecerse en los Estados Unidos. Creó, asimismo la ‘Barón Hirsch Stiftung’ (‘Fundación Barón Hirsch’), en Viena y otra idéntica en Galitzia (perteneciente al Imperio Austrohúngaro) donde proliferaron las Escuelas ‘Barón Hirsch’ con enseñanza de judaísmo. También se hicieron importantes donaciones para la construcción de hospitales en Londres.

Nacen las célebres colonias del Barón Hirsch a través de la J.C.A., en primer término en el Canadá (en las provincias de Saskatchewan, Alberta, Quebec y Ontario).

 
Luego extiende su obra benéfica al Brasil, creando también en Sudamérica colonias agrícolas para que en ellas vivan y trabajen los judíos de Europa que anhelan la libertad. Las primeras colonias en América del Sud fueron las de ‘Quatro Irmaos’ ( ‘Cuatro Hermanos’) y ‘Phillipsohn’, en el Brasil.

Murió a los 64 años de edad, cuando de visita en Hungría, sorpresivamente cayó víctima de una apoplejía en el pueblo de Gyolla, cercano a la ciudad de Komorn. Era el 21 de abril de 1896. Fue enterrado en París.

 
Y simplemente, para darnos cuenta de la magnitud de los emprendimientos del Barón Hirsch y de la generosidad de su actividad filantrópica, digamos que al morir, según los entendidos, el importe total de las obras de caridad que había hecho en vida, superaba en más del doble a la fortuna que dejaba como herencia familiar. Su esposa Clara, que siguió con su tarea benefactora y que donó enormes cantidades de ropa para los niños pobres en todo el mundo, murió tres años más tarde.

Una semana después de la muerte del Barón Hirsch, escribió sobre él Najum Sókolow: ‘ ... Nunca ocultó su oposición a la idea de establecer una Nación judía, pero sus obras fueron las de un judío que ha adquirido plena conciencia de la tragedia de nuestro pueblo ... ’.



Fuentes:





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