Un espia en Hollywood
fin de la 2 guerra mundial |
Al final de la Segunda Guerra
Mundial, un grupo de espías de Gran Bretaña buscaba a un agente
alemán
carismático que sabía hablar varios idiomas y era amigo de las
celebridades en
Hollywood, además de que convenció a algunos detenidos
británicos y
estadounidenses para que transmitieran propaganda nazi.
Varios archivos secretos de
la agencia de
espionaje británica MI5 que fueron revelados el viernes refieren
una historia
bastante colorida sobre Werner Plack, un agente alemán que se
mudó de los
estudios de cine y los clubes nocturnos en Los Angeles de la
preguerra a los
hoteles de Berlín y París durante el conflicto.
Wodehouse |
Un nazi interrogado por la MI 5 describió
a Plack como un
"colaborador encargado de propaganda".
Plack fue una de las
personas que
convencieron al escritor británico de cómics P.G. Wodehouse para
que hiciera
programas de radio desde Berlín para el público estadounidense
en 1941, una
serie de emisiones que escandalizaron a Gran Bretaña.
Las fuentes de la MI 5
presentaron un retrato
detallado de Plack quien, según reportaban, tenía una
"apariencia elegante",
era "fornido" y con "buenos dientes".
nazis |
Las autoridades
estadounidenses les dijeron
a las británicas que Plack había vivido por años en Los Angeles,
donde trabajó
como extra en películas y para el cónsul alemán Georg Gyssling.
"Su deber es presentarle
reportes a
Gyssling sobre personas importantes en el cine", informaron.
También se dedicaba a
"vender vinos
alemanes a integrantes famosos de la colonia cinematográfica",
señala el
reporte que agrega que Plack "ha sido visto tomando alcohol en
exceso y
tiene malos antecedentes crediticios".
san francisco |
En junio de 1940 estuvo
involucrado en una
pelea de cantina con un hombre que "expresó su desprecio por las
declaraciones que hizo Plack sobre Hitler".
En agosto de 1940 Plack
abordó un barco en
San Francisco rumbo a Japón y llevaba con él, según sospechaban
las autoridades
estadounidenses, secretos sobre Estados Unidos, codificados y
ocultos entre
textos religiosos. Las autoridades inspeccionaron sus documentos
cuando se
detuvo en Honolulu, pero no encontraron mensajes sospechosos.
Wodehouse |
Plack regresó a Alemania
donde trabajó para
el Ministerio del Exterior con la misión de buscar
propagandistas que hablaran
inglés para los nazis.
Algunos testigos reportaron
que lo vieron
en presencia de Wodehouse, el creador de la serie televisiva
Jeeves y Wooster,
cuyos programas controvertidos llevaron a algunos en Gran
Bretaña a acusarlo de
ser un colaboracionista de los nazis.
Cuando la MI 5 lo
interrogó cerca del final de la guerra
Wodehouse calificó los programas como "un error terrible" y
dijo:
"Nunca tuve la intención de ayudar al enemigo".
Al parecer Plack estaba
decepcionado con
Wodehouse. Un detenido le dijo a la MI 5: "Plack me dijo que la
intención había sido usar a
Wodehouse para fines propagandistas pero que se había negado,
después de hablar
varias veces, a transmitir cualquier otro programa en la radio
alemana".
El archivo termina en
diciembre de 1945, en
un momento en el que se desconoce el paradero de Plack.
Goebbels |
El padre de la propaganda
nazi fue Joseph
Goebbels, responsable del Ministerio de Educación Popular y
Propaganda, creado
por Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933. Goebbels había
sido el director
de la tarea comunicativa del Partido Nazi y el gran arquitecto
del ascenso al
poder. Una vez en el Gobierno y con las manos libres para
monopolizar el
aparato mediático estatal, Goebbels prohibió todas las
publicaciones y medios
de comunicación fuera de su control, y orquestó un sistema de
consignas para
ser transmitido mediante un poder centralizado del cine, la
radio, el teatro,
la literatura y la prensa. Era también el encargado de
promocionar o hacer
públicos los avisos del gobierno.
oratoria |
Usó mucho lo que hoy en día
se conoce como
el marketing social, ensalzando muchos sentimientos de orgullo,
promoviendo
muchos odios y en muchas ocasiones mintiendo y convenciendo de
cosas muy
alejadas de la realidad. Ante la necesidad de un fuerte respaldo
económico
Goebbels inauguró la ayuda de invierno de 1941, en ella se
promovía la
colaboración del pueblo y el descuento obligatorio del 10% de
los sueldos. La
ayuda de invierno fue un éxito y recaudó mucho. En esa temporada
los chicos de
las Juventudes Hitlerianas salían con huchas en mano a recaudar
donaciones. Otra
de las singularidades de este evento se observaba en algunos
voluntarios como
dibujantes rápidos hacían retratos por 2 marcos o más. También
tuvo otra
técnicas y métodos como el de hacer esperar al público alemán
por las noticias
en tiempos de victoria para crear un fuerte suspenso y hacer que
cuando
recibieran las buenas nuevas la alegría sea más duradera.
A Goebbels se le atribuye
mucho de
propaganda moderna, entre ellos sus 11 principios:
propaganda |
Principio de simplificación
y del enemigo
único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar
al adversario
en un único enemigo.
Principio del método de
contagio. Reunir
diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los
adversarios han de
constituirse en suma individualizada.
Principio de la
transposición. Cargar sobre
el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el
ataque con el
ataque. «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras
que las
distraigan».
Principio de la exageración
y desfiguración.
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza
grave.
Principio de la
vulgarización. Toda
propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos
inteligente de los
individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa
a convencer,
más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La
capacidad receptiva de
las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen
gran facilidad
para olvidar.
Principio de orquestación.
La propaganda
debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas
incansablemente,
presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero
siempre
convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De
aquí viene
también la famosa frase: «Si una mentira se repite
suficientemente, acaba por
convertirse en verdad».
Principio de renovación. Hay
que emitir
constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal
que, cuando el
adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa.
Las respuestas
del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel
creciente de
acusaciones.
Principio de la
verosimilitud. Construir
argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los
llamados globos sondas
o de informaciones fragmentarias.
Principio de la
silenciación. Acallar las
cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las
noticias que
favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda
de medios de
comunicación afines.
Principio de la transfusión.
Por regla
general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato
preexistente, ya
sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios
tradicionales.
Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes
primitivas.
Principio de la unanimidad.
Llegar a convencer
a mucha gente de que piensa «como todo el mundo», creando una
falsa impresión
de unanimidad.
Este mensaje propagandístico
nazi se basaba
en una lógica simple y directa asentada en tres pilares:
anticomunismo, anticapitalismo
y antisemitismo. El primer elemento de esta negación de valores
consistió en
rechazar la organización política de las democracias y de la Unión Soviética ,
como
fórmulas infectadas de corrupción, argumentando que la
democracia deriva en
comunismo, desorden y pérdida de las tradiciones, frente a la
forma propuesta
por el fascismo-nazismo basada en priorizar el Estado por encima
del individuo,
el orden emanado de un líder y la defensa de las tradiciones
nacionales. El
segundo de los elementos, el anticapitalismo, acusaba al libre
mercado de ser
el desencadenante del paro y de la crisis económica que hundía a
Alemania. Esta
retórica se dirigía a la infraclase (el lumpeng), a las capas
medias y al
pequeño empresario, pese a que en la práctica su política
económica consistió
en una conjunción entre la nacionalización de empresas y la
connivencia con los
más grandes capitalistas del sector industrial.
El tercer postulado del
aparato mediático
nazi fue la afirmación de que la raza aria era superior, una
defensa que
buscaba en la comunidad judía el chivo expiatorio de la
desgracia alemana. En
concreto, atacaba a los banqueros judíos como los responsables
de admnistrar
las reparaciones de guerra impuestas a Alemania tras la Primera Guerra
Mundial. Sin embargo, el objetivo real de este discurso era
barrer las
diferencias grupales entre alemanes y construir una identidad
enfrentada al
"otro" o "enemigo común" mediante el odio étnico.
Goebbels |
Paul Joseph Goebbels
(Rheydt, Renania del
Norte-Westfalia, Alemania, 29 de octubre de 1897 – Berlín,
Alemania, 1 de mayo
de 1945), político alemán, fue el ministro de propaganda de la Alemania
Nacional
Socialista, figura clave en el régimen, amigo íntimo de Adolf
Hitler, y
Canciller de la Alemania Nazi en su sucesión.
Uno de los principales
oradores del Tercer
Reich, fue él quien pronunció el famoso discurso de la guerra
total en el
Palacio de los Deportes. Tuvo un gran talento para persuadir a
las masas. Tras
la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial
se suicidó junto a su esposa, Magda
Goebbels, después de que ésta hubiera matado a los seis hijos de
ambos
Wodehouse |
Sir Pelham Grenville
Wodehouse, KBE (Guildford,
15 de octubre de 1881 - Southampton (Nueva York), 14 de febrero
de 1975) fue un
escritor humorístico británico que gozó de un extraordinario
éxito en vida y
continúa siendo leído 30 años después de su muerte.
Desde 1909 Wodehouse vivió
entre París y Estados
Unidos; su reputación como novelista de humor quedó asentada con
su obra Psmith
in the City (1910), primera de una serie de novelas con este
personaje como
protagonista. Mantuvo su enorme popularidad a través de unas 100
novelas
protagonizadas por sus curiosos y muy británicos personajes
(Psmith, lord
Emsworth, Wooster, Jeeves, Mulliner, Ukridge, el socio
decano...), casi siempre
jovencitos ociosos desorientados por las absurdas y cómicas
situaciones en que
su maquiavélico autor les envuelve.
En 1919 empieza la que será
su serie de
novelas y relatos más famosa, con My Man Jeeves; este personaje,
un ayuda de
cámara listísimo que saca siempre de aprietos a su señor, había
aparecido ya,
al igual que su joven y atolondrado amo, Bertie Wooster, en un
relato corto
dentro de la recopilación titulada The Man with Two Left Feet
("El hombre
con dos pies izquierdos") de 1917. De toda la serie, se puede
destacar Muy
bien, Jeeves de (1930).
libro |
Wodehouse fue asimismo autor
junto a Cole
Porter, Irving Berlin y George Gershwin de numerosas comedias
musicales, entre
las que se pueden destacar O, Kay (1926) y Rosalie (1928), que
se representaron
fundamentalmente en los Estados Unidos, país en el que llevó a
cabo gran parte
de su producción. Durante la II Guerra Mundial estuvo
prisionero en Alemania, desde donde
emitió relatos en programas radiofónicos que le ganaron la
acusación de
colaboracionista con los nazis, aunque posteriormente fue
nombrado sir por la
reina. Tras la guerra marchó a Estados Unidos y continuó su
prolífica carrera,
llegando a trabajar incluso en Hollywood. Entre sus novelas más
importantes
destacan: Amor entre pollos (1906), El hombre con dos pies
izquierdos (1917), El
inimitable Jeeves (1923), ¡Adelante, Jeeves! (1925), Jim de
Piccadilly (1928), Habla
Mr. Mulliner (1929), Dinero a espuertas (1931) y la serie que se
inicia con El
castillo de Blandings (1935)
Fuentes:
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