domingo, 25 de septiembre de 2011

La calavera de Iwo Eleru, desentierra una nueva encrucijada.


La calavera de Iwo Eleru, desentierra una nueva encrucijada.




La evolución humana (u hominización) explica el proceso de evolución biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso requiere un análisis interdisciplinar en el que se aúnen conocimientos procedentes de ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología y la lingüística.
El término humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los científicos han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron hace entre 5 y 7 millones de años. A partir de esta separación la estirpe humana siguió ramificándose originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción de Homo sapiens.


Un nuevo estudio de un viejo fósil hallado en África apunta que humanos modernos como los de hoy conocieron e incluso procrearon con otros más arcaicos. La nueva datación de los restos, hallados en 1965 al suroeste de Nigeria, prueba que aquellos humanos primitivos sobrevivieron en África Occidental hasta hace unos 13.000 años, apenas un suspiro en términos evolutivos.


El nuevo trabajo se centra en el llamado cráneo de Iwo Eleru (el lugar donde apareció), que muestra una extraña mezcla de rasgos primitivos y modernos que lo sitúan en una encrucijada. "Nuestro análisis muestra que la calavera de Iwo Eleru se sitúa en un punto intermedio entre humanos modernos y otros arcaicos, como los neandertales, los Homo heidelbergensis o los Homo erectus", explica a este diario Katerina Harvati, paleoantropóloga de la Universidad de Tubinga (Alemania) y coautora del estudio, publicado en PLoS ONE.


Su equipo realizó una nueva datación del cráneo que dio como resultado una antigüedad de unos 13.000 años. Con esa edad, debía de ser muy parecido sino idéntico al de los humanos modernos. Pero, en realidad, lo más parecido a ese cráneo alargado eran fósiles de humanos arcaicos del Pleistoceno tardío, hace entre 100.000 y 200.000 años, apunta Harvati.
O la datación está mal hecha (un análisis anterior aportaba una fecha similar) o significaba que los humanos arcaicos sobrevivieron en África hasta tiempos muy recientes en los que se pensaba que el sapiens actual era ya el único morador del mundo.


Los autores del trabajo piensan que los rasgos híbridos del cráneo pueden ser la prueba de cruces entre humanos arcaicos y modernos. Esto apoyaría lo que otro trabajo basado en la genética apuntaba la semana pasada: los humanos modernos procrearon en África con otras especies humanas.
"Iwo Eleru insinúa que hubo esa mezcla y sugiere que los humanos arcaicos sobrevivieron hasta hace muy poco, cuando los humanos modernos ya se habían expandido por todo el globo", añade.
Según Chris Stringer, paleoantropólogo del Museo de Historia Natural de Londres y coautor del estudio, el hombre de Iwo Eleru se parecía más a los humanos que vivían en Tanzania hace 140.000 años que a cualquier persona actual de esa zona o de cualquier otra parte del mundo. Tenía una frente ancha y menos pronunciada, como los humanos de hoy, pero también un cráneo más largo y ancho que el de un humano moderno, es decir, más primitivo. "Lo considero un Homo sapiens, aunque uno con rasgos muy antiguos", señala Stringer.


El trabajo añade pujanza a una nueva hipótesis del origen de los humanos modernos. La más clásica decía que esta especie surgió en África y desde allí reemplazó al resto de especies humanas que aún vivían en el resto del mundo. La nueva apunta a que esa sustitución no fue total y que, tanto en África como en Eurasia, los humanos modernos se cruzaron con neandertales y otras especies humanas aún desconocidas de las que adquirieron pequeños fragmentos de su genoma actual.
Lo que hubo fue un Cruce entre las dos especies de entre 65.000 y 90.000 años atrás, esto llevo a un ascenso  del hombre moderno en la cabeza del árbol evolutivo, se afirma.

Se estableció el año pasado que una pequeña parte del genoma humano se remonta a los neandertales.


Pero el profesor Peter Parham, un experto en inmunología de la Escuela de Medicina de Stanford en California, ha demostrado cómo se inculcó el "vigor híbrido" en el Homo sapiens que les permitió ir a poblar el mundo.

Según The Sunday Times, el mestizaje siempre los seres humanos con un cóctel premezclado de genes resistentes a las enfermedades, cuando la primera especie se aventuró a salir de su África natal.

Esto, en efecto, se aceleró la dominación global del hombre, ya que no necesita esperar a la evolución para hacer el trabajo, se afirmó.

Los primeros posibles homínidos bípedos (homininos) son Sahelanthropus tchadiensis (con una antigüedad de 6 ó 7 millones de años), Orrorin tugenensis (unos 6 millones de años) y Ardipithecus (entre 5,5 y 4,5 millones de años). Los fósiles de estos homínidos son escasos y fragmentarios y no hay acuerdo general sobre si eran totalmente bípedos. No obstante, tras el descubrimiento del esqueleto casi completo apodado Ardi, se han podido resolver algunas dudas al respecto; así, la forma de la parte superior de la pelvis indica que era bípedo y que caminaba con la espalda recta, pero la forma del pie, con el dedo gordo dirigido hacia adentro (como en las manos) en vez de ser paralelo a los demás, indica que debía caminar apoyándose sobre la parte externa de los pies y que no podía recorrer grandes distancias.
Los primeros homininos de los que se tiene la seguridad de que fueron completamente bípedos son los miembros del género Australopithecus, de los que se han conservado esqueletos muy completos (como el de la famosa Lucy).


Este tipo de hominino prosperó en las sabanas arboladas del este de África entre 4 y 2,5 millones de años atrás con notable éxito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al menos cinco especies diferentes esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica.
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climática que se inició hace unos 2,8 millones de años y que condujo a una desertificación de la sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios. Como resultado de esta presión evolutiva, algunos Australopithecus se especializaron en la explotación de productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato masticador, originando al Paranthropus; otros Australopithecus se hicieron paulatinamente más carnívoros, originando a los primeros Homo.


No se sabe con certeza qué especie originó los primeros miembros del género Homo; se han propuesto a A. africanus, A. afarensis y A. garhi, pero no hay un acuerdo general. También se ha sugerido que Kenyanthropus platyops pudo ser el antepasado de los primeros Homo.
Clásicamente se consideran como perteneciente al género Homo los homínidos capaces de elaborar herramientas de piedra. No obstante, esta visión ha sido puesta en duda en los últimos años; por ejemplo, se ha sugerido que Australopithecus ghari, hace 2,5 millones de años fue capaz de fabricar herramientas. Las primeras herramientas eran muy simples y se encuadran en la industria lítica conocida como Olduvayense o Modo 1. Las más antiguas proceden de la región de Afar (Etiopía) y su antigüedad se estima en unos 2,6 millones de años, pero no existen fósiles de homínidos asociados a ellos
De esta fase se ha descrito dos especies, Homo rudolfensis y Homo habilis, que habitaron África Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de años atrás, que a veces se reúnen en una sola. El volumen craneal de estas especies oscila entre 650 y 800 cm³.


Esta es sin duda la etapa más confusa y compleja de la evolución humana. El sucesor cronológico de los citados Homo rudolfensis y Homo habilis es Homo ergaster, cuyos fósiles más antiguos datan de hace aproximadamente 1,8 millones de años, y su volumen craneal oscila entre 850 y 880 cm³.
Morfológicamente es muy similar a Homo erectus y en ocasiones se alude a él como Homo erectus africano. Se supone que fue el primero de nuestros antepasados en abandonar África; se han hallado fósiles asimilables a H. ergaster (o tal vez a Homo habilis) en Dmanisi (Georgia), datados en 1,8 millones de años de antigüedad y que se han denominado Homo georgicus que prueban la temprana salida de África de nuestros antepasados remotos.
Esta primera migración humana condujo a la diferenciación de dos linajes descendientes de Homo ergaster: Homo erectus en Extremo Oriente (China, Java) y Homo antecessor/Homo cepranensis en Europa (España, Italia). Por su parte, los miembros de H. ergaster que permanecieron en África inventaron un modo nuevo de tallar la piedra, más elaborado, denominado Achelense o Modo 2 (hace 1,6 ó 1,7 millones de años). Se ha especulado que los clanes poseedores de la nueva tecnología habrían ocupado los entornos más favorables desplazando a los tecnológicamente menos avanzados, que se vieron obligados a emigrar. Ciertamente sorprende el hecho que H. antecessor y H. erectus siguieran utilizando el primitivo Modo 1 (Olduvayense), cientos de miles de años después del descubrimiento del Achelense. Una explicación alternativa es que la migración se produjera antes de la aparición del Achelense.


Parece que el flujo genético entre las poblaciones africanas, asiáticas y europeas de esta época fue escaso o nulo. Homo erectus pobló Asia Oriental hasta hace solo unos 50.000 años (yacimientos del río Solo en Java) y que pudo diferenciar especies independientes en condiciones de aislamiento, como Homo floresiensis de la Isla de Flores (Indonesia). Por su parte, en Europa se tiene constancia de la presencia humana desde hace casi 1 millón de años (Homo antecessor), pero se han hallado herramientas de piedra más antiguas no asociadas a restos fósiles en diversos lugares. La posición central de H. antecessor como antepasado común de Homo neanderthalensis y Homo sapiens ha sido descartada por los propios descubridores de los restos (Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga).


Los últimos representantes de esta fase de nuestra evolución son Homo heidelbergensis en Europa, que supuestamente está en la línea evolutiva de los neandertales, y Homo rhodesiensis en África que sería el antepasado del hombre moderno.
Una visión más conservativa de esta etapa de la evolución humana reduce todas las especies mencionadas a una, Homo erectus, que es considerada como una especie politípica de amplia dispersión con numerosas subespecies y poblaciones interfértiles genéticamente interconectadas
La fase final de la evolución de la especie humana está presidida por tres especies humanas inteligentes, que durante un largo periodo convivieron y compitieron por los mismos recursos. Se trata del Hombre de Neanderthal (Homo neanderthalensis), la especie del homínido de Denisova y el hombre moderno (Homo sapiens). Son en realidad historias paralelas que, en un momento determinado, se cruzan.


El Hombre de Neanderthal surgió y evolucionó en Europa y Oriente Medio hace unos 230.000 años, presentando claras adaptaciones al clima frío de la época (complexión baja y fuerte, nariz ancha).
El homínido de Denisova vivió hace 40.000 años en los montes Altai y probablemente en otras áreas en las cuales también vivieron neandertales y sapiens. El análisis del ADN mitocondrial indica un ancestro femenino común con las otras dos especies hace aproximadamente un millón de años.La secuencia de su genoma ha revelado que habría compartido con los neandertales un ancestro hace unos 650.000 años y con los humanos modernos hace 800.000 años. Un molar descubierto presenta características morfológicas claramente diferentes a las de los neandertales y los humanos modernos.


Los fósiles más antiguos de Homo sapiens datan de hace unos 200.000 años (Etiopía). Hace unos 90.000 años llegó al Próximo Oriente donde se encontró con el Hombre de Neanderthal que huía hacia el sur de la glaciación que se abatía sobre Europa. Homo sapiens siguió su expansión y hace unos 45.000 llegó a Europa Occidental (Francia); paralelamente, el Hombre de Neanderthal se fue retirando, empujado por H. sapiens, a la periferia de su área de distribución (Península ibérica, mesetas altas de Croacia), donde desapareció hace unos 28.000 años.
Aunque H. neanderthalensis ha sido considerado con frecuencia como subespecie de Homo sapiens (H. sapiens neanderthalensis), el análisis del genoma mitocondrial completo de fósiles de H. neanderthalensis sugieren que la diferencia existente es suficiente para considerarlos como dos especies diferentes, separadas desde hace 660.000 (± 140.000) años.


Se tiene la casi plena certeza de que el Hombre de Neandertal no es ancestro del ser humano actual, sino una especie de línea evolutiva paralela derivada también del Homo erectus/Homo ergaster a través del eslabón conocido como Homo heidelbergensis El neandertal coexistió con el Homo sapiens y quizá terminó extinguido por la competencia con nuestra especie. Si existió algún mestizaje entre ambas especies, el aporte a la especie humana actual ha sido, en lo genético, inferior al 5% (un arqueólogo y paleoantropólogo que defendía la hipótesis de una fuerte mixogénesis de las dos especies ha sido descubierto como falsificador de "pruebas"; en efecto, existe actualmente casi total escepticismo de que ambas especies hayan sido interfértiles). En cuanto al llamado Hombre de Cro-Magnon corresponde a las poblaciones de Europa Occidental de la actual especie Homo sapiens.


El Hombre de Cro-Magnon es el nombre con el cual se suele designar al tipo humano correspondiente a ciertos fósiles de Homo sapiens, en especial los asociados a las cuevas de Europa en las que se encontraron pinturas rupestres. Suele castellanizarse y abreviarse como cromañón, sobre todo para su uso en plural (cromañones). Cro-Magnon es la denominación local de una cueva francesa en la que se hallaron los fósiles a partir de los que se tipificó el grupo. Su datación (40.000 y 10.000 años de antigüedad) se toma como el hito que da comienzo al Paleolítico superior desde el punto de vista antropológico, mientras que el límite moderno no lo marca la aparición de ninguna modificación física, sino ambiental y cultural: el fin de la última glaciación y el comienzo del actual periodo interglacial (periodo geológico Holoceno), con los periodos culturales denominados Mesolítico y el Neolítico.


El origen de los humanos modernos se refiere al fenómeno por el cual nuestra especie, Homo sapiens, aparece y se expande a través de la Tierra, sustituyendo a todas las demás especies de Homo existentes.
Las hipótesis sobre el origen del Homo sapiens se ha dividido entre quienes sostienen que evolucionó como una especie interconectada con el Homo erectus (llamada la hipótesis multiregional o modelo de continuidad regional o poligenismo) o si evolucionó solamente en África y luego migró fuera del continente conquistando todo lo largo del viejo mundo (teoría desde África o modelo fuera de África o modelo del reemplazo completo o monogenismo). Los antropólogos siguen debatiendo ambas posibilidades, pero la mayoría actualmente favorece la hipótesis segunda del origen africano.



La profesora Katerina Harvati de la Universidad de Tübingen en Alemania fue capaz de capturar la superficie del cráneo en detalle con la técnica, permitiendo a los investigadores ver detalles más sutiles sobre la superficie del cráneo.

El equipo encontró el cráneo Iwo Eleru es más larga y plana que los humanos modernos con un arco superciliar fuerte.

Dicen que tiene características más cerca de un cráneo mucho más antiguo encontrado en Tanzania, que es alrededor de 140.000 años de edad.

Los investigadores dicen que sus hallazgos también subrayan la falta real de conocimiento de la evolución humana en la región.

Investigación independiente publicado a principios de este mes sugiere que la mezcla genética entre las especies de homínidos que pasó en Africa hasta hace 35.000 años.



Stringer dijo: "La opinión mayoritaria fue que los seres humanos una vez que moderno surgió en África hace 150.000 años, que era una especie de final de la historia y los humanos modernos se hizo cargo.

"Creo que la realidad es que las formas ancestrales no desaparecen pero se bloquea todo junto a los que se habían desarrollado en los humanos modernos.

"En algún lugar al acecho en los bits de África eran estas personas más arcaico y estamos empezando a tener una idea de eso."

Otras investigaciones genéticas han demostrado que los humanos modernos en Europa se cruzaron con los neandertales, otra rama extinta del árbol genealógico humano. Restos de su ADN todavía se pueden encontrar en la vida de europeos en la actualidad.


Pero no todos los paleontólogos están de acuerdo es que el entrecruzamiento común.

Pero el nuevo dato de la calavera de Iwo Eleru, desentierra una nueva encrucijada sobre el origen del hombre y su evolución



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