viernes, 23 de septiembre de 2011

El misterio del rojo pompeyano,


El misterio del rojo pompeyano,




Hace 2000 años los artistas de la antigua ciudad de Pompeya, Italia, la pintaron en rojo usando un pigmento carmesí brillante que dominaba la mayoría de sus murales. El 24 de agosto del año 79, el volcán Vesuvio entró en erupción y enterró en piedra pómez y cenizas los pueblos y ciudades cercanos. Paradójicamente, la erupción en lugar de destruir Pompeya, conservó la ciudad y los cuerpos de sus habitantes dejándolos bajo tierra. Incluida en la Lista del Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1997, la antigua ciudad de Pompeya es ahora el lugar arqueológico más visitado de Europa.


En la cercana ciudad de Torre del Greco unos trabajos de excavación revelaron hace 20 años las ruinas de Villa Sora, una casa que hasta entonces había permanecido enterrada. Desde el descubrimiento de estos restos, el característico color rojo de los frescos se ha vuelto negro en muchos puntos, en un rápido proceso de degradación que todavía no está científicamente bien entendido. La fuente del color rojo en Torre del Greco y en Pompeya es sulfuro de mercurio (HgS), comúnmente llamado cinabrio. Se trata de un pigmento rojo intenso usado comúnmente para cubrir el fondo de las pinturas, confiriéndoles así un fondo rojo uniforme. A pesar de todo, en ciertas circunstancias, se puede volver inestable, proporcionando apagadas sombras negro-grises.

Hace muchos años que los científicos se preguntan el porqué del ennegrecimiento de los muros rojos de Pompeya. Ya en el siglo I a. C., Vitruvio en su tratado De Architectura mencionaba el problema, y dio la receta de una especie de barniz protector basado en cera púnica (un jabón ceroso hecho de cera de abejas y cal sodada): “Pero si otro mas experto quisiere que el bermellón retenga su color en el enlucido, quando la pared estuviere ya pintada y enxuta se le dará con brocha un baño de cera Púnica derretida al fuego con un poco de aceyte. Luego poniendo fuego en un braserillo de hierro, se irá llevando con destreza cerca de la cera, obligandola á sudar é igualarse. Finalmente se estregará con una candela, y con pedazos de trapo limpio, como se hace con las estatuas de mármol desnudas. De este modo la mano de cera Púnica no dexará que los reflejos de la luna, ni los rayos del sol chupen el color de las paredes pintadas.”

El misterioso tono rojizo de Pompeya, que inspiró a grandes artistas como Rafael Sanzio, nunca ha existido como tal: en realidad se trata de un color ocre modificado químicamente por la erupción del volcán Vesubio en Nápoles.
Uno de los grandes misterios que envuelven las ruinas de la ciudad de Pompeya ha sido desvelado gracias al estudio del Instituto Visual del Consejo Nacional de Investigación de Florencia (INO-CNR), al que tuvo acceso Efe, y que demuestra que la modificación del color se produjo en el año 79 d.C..


"Gracias a algunas indagaciones, hemos podido comprobar que el color característico de la zona de la Campania, al sur de Italia, es en realidad el resultado de la acción de unos gases químicos expuestos a las elevadas temperaturas que precedieron la erupción del Vesubio del año 79 d.C.,” explica el responsable de la investigación, Sergio Omarini.
La teoría de que una mutación del color fuera responsable del "rojo pompeyano” ya había sido puesta sobre la mesa por otros investigadores, pero ha sido este estudio el que confirma que el color original que puebla las paredes de las ciudades de Pompeya y Herculano pertenece a la tonalidad de los amarillos y no de los rojos, como se pensaba hasta el momento.
"Antiguamente, este rojo fuerte se obtenía del cinabrio, un mineral compuesto de mercurio, y del minio, con plomo y algunos pigmentos muy raros y caros que se utilizaban principalmente en la pintura. O también se podía conseguir calentando el amarillo,” comenta el responsable del estudio.


La investigación, que ha contado con el apoyo de la Superintendencia de los Bienes Arqueológicos de Pompeya y Nápoles, se ha llevado a cabo con instrumental no invasivo: el espectrifotocolorímetro, un utensilio que mide el color, y la fluorescencia de rayos X, que ha revelado la presencia de elementos químicos capaces de excluir el minio y el cinabrio.


El estudio demuestra también que la percepción del ojo humano no se corresponde con la realidad original de Pompeya y Herculano, dos de las ciudades más conocidas por las peculiaridades del “rojo pompeyano.”
"Las paredes que actualmente se ven de color rojo son 246, mientras que las que se perciben como amarillas son 57. Sin embargo, de acuerdo con los resultados del estudio, originalmente hay 165 y 138, respectivamente,” refiere Omarini, quien insiste en que este descubrimiento permite “reinterpretar aspectos referentes a los primeros años de la ciudad.”




Pompeya (Pompeii en latín) fue una ciudad de la Antigua Roma ubicada junto con Herculano y otros lugares más pequeños en la región de Campania, cerca de la moderna ciudad de Nápoles y situados alrededor de la bahía del mismo nombre en la provincia de Nápoles.
Fue enterrada por la violenta erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79 d. C. La ciudad moderna de Pompeya contaba con 25.751 habitantes en 2007 y forma parte de la provincia de Nápoles.


Ciudad fundada por los oscos, uno de los primeros pueblos itálicos, nace como puerto de la vecina Nuceria. Paso obligado entre el norte y el sur, entre el mar y los valles del interior, Pompeya comenzó a crecer como nudo de comunicaciones y puerto de importancia. Entre los años 525 y 474 a.C. fue dominada por la colonia griega de Cumas. Posteriormente cayó en manos etruscas para, a finales del siglo V a.C., ser conquistada por los samnios. En el año 310 a.C. los samnios fueron vencidos por los romanos. Al rebelarse contra la Liga Itálica en el año 89 a.C. fue asediada por Sila, convirtiéndose en colonia romana y pasando a ser denominada Colonia Veneria Cornelia Pompeya.
Pero el acontecimiento trascendental en la historia de Pompeya es la erupción del Vesubio, en el año 79 a.C., que arrasó la ciudad y la sepultó en lava. 


Las ruinas de Pompeya dejan al descubierto diversas partes. La más antiguo o ciudad vieja es la primitiva Pompeya de los oscos y en ella se halla el centro del foro con sus templos de Venus, Júpiter y Apolo, la basílica, el mercado y los edificios de culto imperial. Cerca está la acrópolis o foro triangular, con el templo de Hércules, el teatro, la palestra samnita y el odeón.
Otra parte de su trazado urbano está compuesta por manzanas de casas distribuidas de forma regular. En el extremo sureste se hallan el anfiteatro y la palestra romana. A lo largo de la ciudad se distribuyeron cuatro termas. 


Muy notables son las viviendas particulares, que han permitido conocer muchos datos acerca de la vida cotidiana de sus habitantes. En Pompeya hay grandes casas helenísticas decoradas con pinturas y mosaicos, como las del Fauno y de Pansa, o tardor republicanas, como la casa de laberinto. Otras son imperiales, como las casas de Criptopórtico y de Menandro. 








Fuera del perímetro urbano se encuentran las necrópolis y las villas, entre ellas la conocida como "Villa de los Misterios".
La ciudad ofrece un cuadro de la vida romana durante el siglo I. El momento inmortalizado por la erupción evidencia literalmente hasta el mínimo detalle de la vida cotidiana. Por ejemplo, en el suelo de una de las casas (la de Sirico), una famosa inscripción Salve, lucrum ("Bienvenido, dinero"), quizás con intención humorística, nos muestra una sociedad comercial perteneciente a dos socios, Sirico y Numiano (aunque este último bien podría ser un apodo, ya que numus significa moneda). En otras casas abundan los detalles sobre diversos oficios, como los trabajadores de la lavandería (fullones). Así mismo, las pintadas grabadas en las paredes son muestras del latín empleado en la calle. 


Sin embargo, no hay que pensar que la ciudad que se excava en la actualidad quedó congelada en el momento de la erupción. La población de Pompeya se calcula entre las 6.500 a las 30.000 personas, mientras que sólo se han encontrado unos 2.000 cadáveres. Además, muchos de los edificios están extrañamente vacíos, lo que hace pensar que gran parte de la población habría huido ya durante los terremotos que precedieron a la erupción (recordando, quizás, el gran terremoto del año 62) y se habrían llevado con ellos una parte de sus objetos de valor. Se explican así, además, algunos de los tesoros que se han hallado en la ciudad, ya que los ciudadanos que huyeron los escondieron para recuperarlos cuando los problemas pasaran. Por último, existen varias pruebas de que la ciudad fue saqueada (ya por sus antiguos habitantes o por otras personas) a fin de recuperar sus pertenencias o llevarse los materiales valiosos, para lo cual excavaron túneles entre las cenizas.


En el año de la erupción, se calcula que la población de Pompeya era de unas 15.000 personas. La ciudad estaba situada en una zona donde abundaban las villas vacacionales, y contaba con numerosos servicios: el macellum (gran mercado de alimentos), el pistrinum (molino), los thermopolia (una especie de taberna que servía bebidas frías y calientes), las cauponae (pequeños restaurantes) y un anfiteatro.
En 2002 un importante descubrimiento en la desembocadura del río Sarno reveló que en el puerto también había viviendas, muchas de ellas palafitos con un sistema de canales que sugieren una cierta similitud con Venecia.


Por todo esto , es lo que hace tan fascinante a esta ciudad.







Fuentes:

1 comentario:

  1. Solo falto hablar más acerca de la reacción quimica en el rojo pompeyano, no creen?

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