La
extraña maldición de la
casa Borbón,
Esta Casa Real gobernó
El primer miembro de
Es de la línea española desde donde se desprende, por ejemplo, la línea de los gobernantes de las Dos Sicilias (Borbón-Dos Sicilias), de Parma y Luxemburgo. Los emperadores pretendientes del Brasil, al igual que los pretendientes orleanistas del reino de Francia, provienen de
Junto a la línea francesa se encuentran otras extintas, como la de los Príncipes de Condé (Borbón-Condé) y la de los Príncipes de Conti (Borbón-Conti), y también líneas ilegítimas que viven hasta hoy como Bourbon-Busset.
Una extraña maldición parecería pesar desde antiguo sobre la dinastía franco-española de los Borbones.
En 1636, la maldición de los Borbones parecía haberse corporizado en la reina Ana de Francia, miembro de la rama hispánica de los Habsburgo, hermana de Felipe IV de España y emparentada por matrimonio con los Borbones en su condición de esposa del rey francés Luis XIII, con quien llevaba más de veinte años de vida conyugal sin poder engendrar un heredero para la corona francesa.
La maldición de los Borbones recién pareció liberar al matrimonio real francés en 1638 y 1640, al nacer los dos hijos de la augusta pareja, el primero de los cuales estaba destinado a convertirse en el rey Luis XIV, salvo que se lo impidiera una semiletal dolencia física, contraída en 1647, felizmente superada y motivo de discreto regocijo para la familia Orleans, uno de cuyos miembros, tío del primogénito de Luis XIII, podría haber aspirado al trono galo de haber fallecido el futuro Rey Sol.
Luis XIV tuvo un larguísimo reinado, pero, poco antes de encomendar su alma a Dios, en 1715, debió presenciar el fallecimiento de su hijo, uno de sus nietos y uno de sus biznietos, convirtiendo en heredero del trono francés al futuro Luis XV, quien apenas contaba cinco años de edad al fallecer su augusto bisabuelo. Luis XV debió presenciar la muerte de su hijo y aguantar pacientemente la indiferencia de su nieto, el futuro Luis XVI, ante la boda del Delfín con la princesa austríaca María Antonieta, celebrada como asunto de Estado. A Luis XVI y María Antonieta no les esperaba un futuro más halagüeño. Su aparente incapacidad de engendrar un heredero varón amenazaba con dejar el trono francés en manos de los descendientes del hermano del rey. Finalmente, engendraron dos varones. Uno de ellos murió a temprana edad, con
Al Delfín supérstite,
A
esta casa real
esta signada por el infortunio,
A los
Borbones españoles
las cosas no les resultarían más sencillas. En 1700, la
extinción de la rama
hispánica de los Habsburgo pareció allanar la ascensión al
trono español del
duque Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. La coronación de
Felipe costaría una
Guerra de Sucesión española de trece años de duración,
rematada en 1713 por la Paz de Utrecht.
Casi un siglo después, la invasión napoleónica de España interrumpió por unos años la continuidad de los Borbones en el trono español. Carlos IV y Fernando VII, víctimas cabales de la maldición de los Borbones, fueron forzados a abdicar en favor de José Bonaparte, hermano de Napoleón I, que asumió la corona española bajo el nombre de José I. Recuperado su trono,
Casi un siglo después, la invasión napoleónica de España interrumpió por unos años la continuidad de los Borbones en el trono español. Carlos IV y Fernando VII, víctimas cabales de la maldición de los Borbones, fueron forzados a abdicar en favor de José Bonaparte, hermano de Napoleón I, que asumió la corona española bajo el nombre de José I. Recuperado su trono,
Fernando VII debió
asumir su aparente incapacidad de engendrar un heredero
varón para el trono
español. En 1829 desposó a su sobrina y cuarta esposa,
princesa italiana de la
familia Farnesio, en un intento desesperado por engendrar un
sucesor. Murió
cuatro años después con dos hijas mujeres y ningún hijo
varón, falencia
inaceptable en una España que no consentía a sus reinas otro
status que
el de consorte del monarca.
Fernando VII moría, por añadidura, despojado por añadidura
de gran parte del
imperio americano de sus predecesores, por obra del
movimiento independentista
hispanoamericano. Era menos afortunado que su sobrino y
sobrino nieto de
apellido Braganza, descendientes del rey portugués Juan VI y
destinados a
encabezar el vasto imperio brasileño durante gran parte del
siglo XIX.
Al morir Fernando VII, España quedó sumida en el conflicto sucesorio conocido como las "guerras carlistas", libradas entre los partidarios de la primogénita de Fernando VII y los carlistas (seguidores del príncipe Carlos María Isidro, hermano del difunto rey). En 1844 logró hacerse una excepción a las prejuiciosas leyes sucesorias españolas y la jovencísima primogénita de Fernando VII asumió la corona española bajo el nombre de Isabel II. En las décadas de 1960 y 1970, los carlistas reaparecerían en escena al intentar infructuosamente que el Generalísimo Franco reviese su decisión de nombrar sucesor del Caudillo al actual rey de España, uno de cuyos primos carlistas desposaría a una nieta del dictador.
La súbita muerte de Erika Ortiz Rocalosano, hermana
menor de Al morir Fernando VII, España quedó sumida en el conflicto sucesorio conocido como las "guerras carlistas", libradas entre los partidarios de la primogénita de Fernando VII y los carlistas (seguidores del príncipe Carlos María Isidro, hermano del difunto rey). En 1844 logró hacerse una excepción a las prejuiciosas leyes sucesorias españolas y la jovencísima primogénita de Fernando VII asumió la corona española bajo el nombre de Isabel II. En las décadas de 1960 y 1970, los carlistas reaparecerían en escena al intentar infructuosamente que el Generalísimo Franco reviese su decisión de nombrar sucesor del Caudillo al actual rey de España, uno de cuyos primos carlistas desposaría a una nieta del dictador.
De todos sus vástagos, uno de los más desgraciados fue Don Jaime de Borbón, el hijo sordomudo del monarca, que falleció en Suiza en 1975 tras una pelea con su segunda esposa, Carlota Tiedmman. Una muerte sin autopsia que supuso el colofón a una vida silenciada.
Durante años, Don Jaime fue ninguneado por su padre por causa de su minusvalía, que el Rey Alfonso XIII trató de ocultar, al igual que Jaime escondió la hemofilia que afectaba a sus hijos Alfonso y Gonzalo.
Estos dos últimos también tuvieron un desenlace trágico. Mientras Don Gonzalo murió en Lausana debido a un cáncer, su hermano Don Alfonso de Borbón, duque de Cádiz, falleció degollado por un cable mientras esquiaba en Colorado. Poco antes había perecido su primogénito (el hijo que tuvo con la nieta mayor de Franco) en un accidente de automóvil cuando el propio Alfonso conducía el vehículo.
Sin embargo, el episodio más oscuro de esta dinastía en España fue la muerte en 1956 de Don Alfonso de Borbón, el príncipe Alfonsito, a manos de su hermano, el Rey Juan Carlos I, en un terrible accidente cuando ambos jugaban con un revolver que creían descargado.
La prensa difundió la versión de que Alfonso, de 14 años, se había disparado mientras limpiaba el arma. Aquella muerte provocó tal crisis en Juan Carlos que estuvo a punto de ingresar en el seminario. Una tragedia más en la larga lista de infortunios padecidos por la familia.
Don Enrique de Borbón y
Borbón-Dos Sicilias
(17 de abril de 1823 - 12 de marzo de 1870) fue un infante
de España y Duque
de Sevilla. Era el cuarto hijo y
tercer varón del infante don Francisco de Paula de Borbón y
su primera esposa,
la princesa Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, y fue
conocido por sus ideas
revolucionarias y progresistas durante el reinado de su
prima y cuñada, la
reina Isabel II
En 1869 y 1870 publicó varios
panfletos y artículos
de lo más virulentos contra su primo, el duque de
Montepensier. Éste le retó a
un duelo, que tuvo lugar en un paraje próximo al actual
Barrio de La trágica muerte del ex infante causó furor en las cortes de Europa. Su hijo primogénito, Enrique de Borbón y Castellví, se negó a aceptar las 30.000 pesetas que el duque de Montepensier se ofreció a pagarle por su acto. Don Enrique, que ya no era infante de España, no pudo ser enterrado en El Escorial, sino que fue enterrado en el cementerio de San Isidro, en Madrid.
Sus hijos fueron adoptados por su hermano don Francisco de Asís de Borbón.
Don Enrique fue en vida un conocido masón, y alcanzó el grado 33 del rito masónico de Escocia.
En
1886, la esposa del rey
español Alfonso XII enviudaba con el futuro Alfonso XIII en
sus entrañas. El
augusto bebé ascendería al trono español en 1902 y la
maldición de los Borbones
no le perdería pisada. En 1931, la proclamación de la Segunda
República
Española obligaría a Alfonso XIII a abdicar y a la familia
real española a exiliarse
en la
Italia
fascista, donde nacería el actual rey de España
Isabel
II también sería
víctima de la maldición de los Borbones. En 1868, la
invasión italiana de
España situaría en el trono español al príncipe italiano
Amadeo de Saboya,
quien asumiría la corona española bajo el nombre de Amadeo I
y sería desplazado
de su cargo por la efímera Primera República Española de
1874-1875, cuya rápida
disolución devolvería el trono español a los Borbones, en la
figura del hijo de
Isabel II, quien asumiría la corona española bajo el nombre
de Alfonso XI.
Será
un mito o
realidad el infortunio que tiene esta casa real europea
Fuentes:
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