martes, 19 de julio de 2011

La ciudad de piedra rosa(Petra), el secreto mejor guardados por los beduinos,


La ciudad de piedra rosa(Petra), el secreto mejor guardados por los beduinos,





Petra (en árabe, البتراء al-Batrā´) es un importante enclave arqueológico en Jordania, y la capital del antiguo reino nabateo. El nombre de Petra proviene del griego πέτρα que significa piedra, y su nombre es perfectamente adecuado; no se trata de una ciudad construida con piedra, sino, literalmente, excavada y esculpida en la piedra.
El asentamiento de Petra se localiza en un valle angosto, al este del valle de la Aravá que se extiende desde el mar Muerto hasta el Golfo de Aqaba. Los restos más célebres de Petra son sin duda sus construcciones labradas en la misma roca del valle (hemispeos), en particular, los edificios conocidos como la Khazneh (la Tesorería) y el Deir (el Monasterio).
Fundada en la antigüedad hacia el final de siglo VII a. C. por los edomitas, fue ocupada en el siglo VI a. C. por los nabateos que la hicieron prosperar gracias a su situación en la ruta de las caravanas que llevaban el incienso, las especias y otros productos de lujo entre Egipto, Siria, Arabia y el sur del Mediterráneo.


Hacia el siglo VIII, el cambio de las rutas comerciales y los terremotos sufridos, condujeron al abandono de la ciudad por sus habitantes. Cayó en el olvido en la era moderna, y el lugar fue redescubierto para el mundo occidental por un explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt en 1812.
Numerosos edificios cuyas fachadas están directamente esculpidas en la roca, forman un conjunto monumental único que a partir del 6 de diciembre de 1985, está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. La zona que rodea el lugar es también, desde 1993, Parque Nacional arqueológico.


Desde el 7 de julio de 2007, Petra forma parte de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.
En el actual reino de Jordania, en los límites del mundo civilizado occidental, se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Petra «LA PIEDRA», término que no parece referirse a una ciudad, sino a un elemento del reino mineral.
Lo que denominamos «Petra», a menudo con el añadido de «la ciudad rosa del desierto», título de nuestro trabajo, no es, en realidad, sólo o únicamente una ciudad.




De la ciudad que fue capital de un reino de nómadas nabateos no quedan hoy casi estructuras construidas, ni muchas ruinas de muros o edificios públicos. Podríamos decir que Petra no es, puesto que es el paisaje y no sus estructuras ciudadanas visibles las que nos permiten hablar de ella como «la ciudad rosa». Petra es un círculo de rocas rosas, naranjas, amarillas, que cambian de tono a cada instante según cambia la situación del sol en el cielo. Un círculo de rocas, de montañas, sobre las que dominaba la Luna, la diosa de la fertilidad, la principal diosa de los nabateos, que iluminaba con sus pálidos rayos los altares de sacrificio, denominados “lugares altos”, donde murieron numerosas víctimas humanas en las noches de primavera.






Petra, la ciudad rosa del desierto jordano, es conocida, sobre todo, por el bello color de sus piedras. A menudo se olvida su importancia histórica, como sede de los Edomitas, enemigos de Israel en el Antiguo Testamento y más tarde de los Nabateos, pueblo nómada árabe de excelentes comerciantes, intermediarios entre el Próximo Oriente y Occidente.
Sólo el pueblo romano, en el siglo 11 d.C. cambió la suerte de Petra, que permaneció olvidada durante diez y siete siglos.
En los últimos tiempos, el esfuerzo de los viajeros y arqueólogos ha permitido conocer quienes eran sus habitantes, donde vivían, qué pensaban y cuales eran sus dioses


Petra, que encontró el gobernador romano, ante sus ojos aparecía un amplio número de tumbas monumentales, con fachadas dignas de cualquier palacio helenístico, que rodeaban casi por completo una ciudad de casas sencillas y pequeñas.
Se accede a la ciudad desde la villa de Elji, siguiendo un tortuoso camino por el fondo conocido como Siq. Antes de comenzar la garganta, se encuentran unos bloques monolíticos con aspecto de torre y decorados con muy leves molduras y columnillas, conocidos como Djin o bloques de los espíritus.


La superior, llamada la Tumba de los Obeliscos, está relacionada con el Egipto ptolemaico, con el que los nabateos tenían contactos comerciales. Por debajo de ella el Triclinio de Bab el Siq o puerta del desfiladero, tumba de fachada coronada por un frontón partido, con distribución interior propia de un triclinio. Se la fecha en el siglo I aC como perteneciente al período clásico del arte nabateo.

Petra es un bello enigma que aún hoy sigue asombrando. Es que la ciudad se asienta en un lugar fragoso y accidentado, en uno de los bordes de la fosa del Rift, hundimiento que cruza de sur a norte el territorio africano y que se prolonga por el Mar Rojo, Mar Muerto y Valle del Jordán. Ubicada al sur de Jordania, a unos 250 al sur de Amman.


Pero lo que sorprende de la ciudad de Petra, son sus majestuosos monumentos e impresionantes construcciones. Al lado de una rambla habitualmente seca, en un paisaje montuoso y desértico, lo primero que se observan son los Djin Blocks, monumentos de forma cuadrada, de construcción nabatea y función misteriosa. Muy cerca de allí aparecen ya construcciones monumentales, entre las que se destaca la tumba de los obeliscos, coronada por cuatro de estos. Debajo de ellos se observa un triclinio y en la parte inferior tres habitaciones. Más adelante se inicia el Siq, que no es sino un angosto desfiladero de cuatro a seis metros de anchura, 40 a 170 metros de alto y 1,2 kilómetros de longitud. Paredes con hornacinas en honor al dios Dushara, inscripciones históricas y hasta un altar de sacrificios. Un lugar que encanta al viajero por su profundo silencio, el aroma de las higueras que crecen entre la roca y el canto de alondras


Petra es una ciudad troglodita situada en medio de acantilados rocosos, rocas y piedras se ven por todas partes. El lugar está compuesto de arenisca, una roca detrítica formada a partir de la agregación y cementación o diagénesis de los granos de arena. Es, por lo tanto, una roca coherente y dura.
Petra está situada en una región con una fuerte sismicidad: se encuentra donde la Placa Arábiga se separa de la Placa África. La sismicidad del sitio se ve reforzada por la proximidad del Gran Valle del Rift. En los años 363, 419, 551 y 747, varios terremotos dañaron la ciudad y sus monumentos.
La capa freática de agua salada existente debajo de Petra ascendió y produjo el deterioro de la base de muchos monumentos.
Alrededor de Petra, se pueden encontrar rocas que contienen sílice, que los nabateos fueron capaces de extraer en las canteras para fabricar hormigón resistente al agua.
Estas características geológicas permitieron a los habitantes de Petra poder ocultarse y protegerse de los ataques externos.


La historia de esta hermosa ciudad,


Los descubrimientos en el sitio de Beidha, a pocos kilómetros de Petra, han demostrado la existencia de instalaciones sedentarias que datan de un período estimado entre el 10000 a. de C y el XXX siglo antes de Cristo. El establecimiento más antiguo encontrado en Petra data de la Edad de Hierro.
De acuerdo con León de Laborde, las primeras huellas de las instalaciones sedentarias edomitas en el sitio de Petra se remontan al final del VIII y siglo VII a. de C. Este pueblo dominaba entonces toda la región. Los edomitas optaron por instalarse en las colinas cercanas a Petra, Umm al-Beira, ya que existen varios emplazamientos en las cumbres) El mismo lugar ocupado más tarde por los nabateos. Pobres constructores, pero muy reputados por la cerámica.


La región sufrió numerosas incursiones por parte de las tribus israelitas, pero permaneció bajo el control de los edomitas al menos hasta la anexión del territorio edomita al Imperio persa. Según la Biblia se opusieron al paso de Moisés en el Éxodo, como descendientes de Esaú, los hermanos enemigos de los Hebreos. En un esfuerzo por localizar las etapas del Éxodo, Laborde y los diversos exploradores dan nombres bíblicos de los diferentes lugares : Wadi Moussa Arroyo de Moisés, Al-Khazne Firaun, Tesoro del Faraón. Petra, como Bosra no se conocerá hasta el siglo XX , como la ciudad mencionada en la Biblia ( II Reyes, XIV, 7; Isaías, XVI, 1) con el nombre de Sela he sela, « rocher » en hebreo), la capital de los edomitas, antes de que las investigaciones arqueológicas demostraran que se trataba de dos ciudades diferentes, Sela están más al norte.
La llegada de los nabateos, pueblo nómada árabe, se remonta probablemente al siglo VI antes de C., cuando entran en el país de Edom y toman el control de Petra. Los edomitas se desplazaron a la región de Hebrón, dejando el asentamiento.


La época nabatea está mejor documentada que otros tiempos de la antigüedad, pero la mayoría de los documentos (escritos en papiro y otros soportes que se descomponen con facilidad) se destruyeron, las fuentes que datan de este periodo son escasas, no nos quedan más datos precisos que los que quedaron grabados en las paredes de arenisca de la ciudad y las etapas de la construcción de sus monumentos, para ayudar a reconstruir esta época de su historia.
En el año 312 antes de C., el general Antígono la Borgne fracasa en su intento de capturar la ciudad.


En el siglo IV a. de C., la ciudad abarca más de diez kilómetros cuadrados. Los nabateos son conocidos por su técnica de cerámica de alta calidad.
Hacia el final de siglo IV antes de C. y principios del II , los nabateos parecen totalmente independiente a pesar del dominio regional de los Tolomeos y al fin del siglo III a. de C. los nabateos apoyan a Antioco III, que expulsa a los Ptolomeos hacia el sur.
Entre el año 93 a. de C y el 90 a. de C, el rey nabateo Obodas I derrotó a Alejandro Janneo en los Altos del Golán , Poniendo fin a la expansión de los Hasmoneos en Petra y su reino. Conquistó los países de Moab y Gilead, al este de Jordania que volverá a perder después, a pesar de su nueva victoria sobre Jannée en el año 82.


En el año 85 Obodas I derrotó al Seléucida Antioco XII que murió en combate. A su muerte, Obodas fue deificado por los nabateos que organizaron su culto y construyeron el Deir en su honor.
El rey Arétas III, hijo de Obodas I extiende el reino de los nabateos hasta Damasco . La ciudad se desarrolla gracias al comercio de la ruta del incienso. Esta histórica ruta terrestre comenzaba en Yemen a lo largo de la costa oeste de Arabia y se dividía en Petra en dos ramas: una hacia el noroeste que llevaba a Gaza, y otra al noreste en dirección a Damasco. El agua y la seguridad hicieron de Petra un oasis para las caravanas del sur de Arabia, cargadas sobre todo de productos de lujo especias y seda de la India, de marfil de África, perlas del Mar Rojo e incienso del sur de Arabia, entre otros productos muy codiciados). La resina de Boswellia (el "árbol del incienso") fue codiciada en el mundo antiguo como ofrenda religiosa, especialmente valiosa, y también como medicina. La intermediación comercial y los aranceles producían importantes beneficios para los nabateos, que daba a las caravana agua y vivienda para pasar la noche, a cambio de un pago.


El rey nabateo Malichos I y Obodas III hicieron fracasar muchas expediciones romanas en Arabia incluido en los años 25 y 24 a.de C.,el prefecto de Egipto Gaius Aelius Gallus. Los romanos trataron de encontrar el origen de las especias y los perfumes con los que comerciaban los nabateos para no pagar su intermediación.
La ciudad alcanzó su apogeo en el año 50. Contaba con 20000 habitantes, pero las fuentes difieren mucho de este número: otras estimaciones van desde 30000 a 40000 habitantes.
Durante el reinado del rey nabateo Obodas III el reino experimentó un importante desarrollo cultural. En esa época se construyen la mayoría de las tumbas y los templos.


Los nabateos adoraban a los dioses y diosas árabes de la época preislamica, así como a algunos de sus reyes deificados. Dushara es el principal dios masculino, con su trinidad femenina: Uzza, Allat, y Manat. Muchas estatuas talladas en la roca muestran a estos dioses y diosas.
Diodoro de Sicilia y Estrabón son los únicos escritores conocidos de este período que dejaron testimonio escrito de Petra. Estos textos dan cuenta de las riquezas de este pueblo árabe, provenientes del comercio de las caravanas entre Asia y Europa, pero no están de acuerdo en su forma de vida: eran sedentarios o nómadas, campesinos o urbanos. El nombre semítico de Petra también se menciona en los Manuscritos de Qumrán.


Una confederación compuesta por diez Estados Ciudades situada no muy lejos de Petra llamada Decápolis hizo su aparición en la época de los romanos. Será sometida por Roma el año 63 a. de C.
Entre los años 64 y 63 a. C., los territorios nabateos fueron conquistados por el general Pompeyo y anexados al Imperio romano, en su campaña para reconquistar las ciudades tomadas por los hebreos. Sin embargo, después de la victoria, el imperio otorgó a Petra y a los nabateos una relativa autonomía, con la obligación principal de pagar impuestos y de proteger las fronteras de las tribus del desierto.
En el año 106, probablemente después de la muerte del último rey nabateo Rabbel II Soter, ya que al parecer no hubo ninguna batalla, el reino fue anexionado por orden del emperador romano Trajano por Cornelio Palma gobernador de Siria. Esto hizo de Bosra, que se convertirá rápidamente en la segunda ciudad más grande del reino nabateo, la capital de la nueva provincia romana de Arabia (provencia Arabia). El emperador Trajano renombró a Bosra (llamada entonces Bostra) como Nea Traiane Bostra, o Nueva Bostra de Trajano, y Petra recibe el título honorario de metrópoli (metrópoli). Un poco más tarde, en el año 114 Petra se convertirá en la base para los ataques contra el Imperio de los Partos en Irán.


La apertura de las rutas marítimas en la época romana dio un golpe fatal a Petra y a los nabateos al desviar las corrientes comerciales de la ciudad. Desde la ocupación romana, algunas caravanas siguen parando en Petra, pero se vuelven cada menos frecuentes con el tiempo a pesar de la construcción de una vía romana de 400 Km, que conecta Bosra, Petra y el Golfo de Aqaba. El emperador Adriano fue a la ciudad en el año 131 y le dio su nombre: Petra Hadriana.
El aumento en la construcción revela que la ciudad conoció a pesar de todo un período próspero durante la "Pax Romana."
Con la reorganización del imperio, iniciada por el emperador Diocleciano, se convirtió en la capital de la Palaestina taertia o Palaestina salutaris.
Según la tradición árabe, Petra es el lugar donde Moisés en el Éxodo del pueblo de Israel desde Egipto, hizo que brotase una fuente de la piedra, al golpearla con su bastón. La aldea cerca de Wadi Moussa y algunos otros lugares, todavía recuerdan a Moisés. Myriam, la hermana de Moisés, tiene una tumba allí.
El cristianismo penetró en Petra en el siglo cuarto, casi 500 años después de la creación de Petra como un centro comercial.
En 325, la cristiandad se convirtió en una de las religiones estatales del imperio, lo que influyó también en la provincia y en Petra. En 330, el emperador Constantino I el Grande creó el Imperio romano de oriente, con su capital en Constantinopla. Petra y su provincia pasaron a ser parte de dicho imperio.


Petra es ahora parte del Imperio bizantino y el imperio alienta, como en todo su territorio, la difusión de la fe cristiana mediante la construcción de iglesias. Los habitantes de la ciudad siguen siendo fundamentalmente fieles a sus creencias, pero en el año 350 es nombrado en Petra un obispo, y un siglo más tarde se construyen en la ciudad grandes iglesias. Atanasio de Alejandría se refiere a un obispo de Petra llamado Asterius. El Deir es incluso utilizado como iglesia durante este período y la cruz pintada en sus paredes, y otras tres iglesias se descubrieron durante las excavaciones . La gran Tumba de las urnas de la época nabatea, que corresponde a la tumba de Malichos II o Aretas IV Philopatris, se convierte en una especie de catedral en el año 446. Al norte de Petra hay varias tumbas con una cruz tallada, lo que indica que los cristianos enterraron allí a sus muertos.


Un fuerte terremoto en Petra en el año 363 ocasionó daños en los monumentos, incluido el teatro, y en los acueductos. Cirilo, Obispo de Jerusalén, por ejemplo dice que casi la mitad de la ciudad fue destruida cuando sucedió el terremoto, a la tercera hora, y en particular a la novena hora de la noche, cuando describe el terremoto y su poderosa réplica.
La ciudad se encontraba ya debilitada desde el comienzo de la dominación romana por el descenso de sus actividades comerciales, no fue reconstruida y se va vaciando lentamente de sus habitantes.
La conquista islámica de la región en los años 629 - 632 parece no haberse interesado por Petra. La última mención de Petra se encuentra en un texto escrito por Anthenogenes, obispo de la ciudad, hacia el final del siglo V o el comienzo del VI.


Conquistada por los árabes, cuya actuación sobre la ciudad no se conoce, Petra, que gradualmente se había vaciado de sus habitantes y se había convertido en una simple aldea en el año 700, es ocupada en última instancia por los cruzados antes de ser completamente olvidada.
Durante la Primera cruzada, la ciudad fue ocupada por Balduino de Boulogne del Reino de Jerusalén y forma el segundo vasallaje de la baronía de Al-Karak en el Señorío de Outre-Jourdain.
Durante la dominación franca, se construyeron varias fortificaciones cruzadas en las fortalezas de Al-Wu'ayrah y Al-Habis.
La ciudad sigue en manos de los cruzados hasta el año 1187, cuando Saladino los derrotó en la Batalla de Hattin y Al-Karak tomando posesión de la región.
Un peregrino alemán llamado Thetmar dijo haber pasado cerca de Petra en 1217 y el Sultán az-Zâhir Rukn ad-Din Baybars al-Bunduqdari cruzó la ciudad en el año 1276.
Las ruinas de Petra fueron objeto de curiosidad durante la Edad Media, atrayendo algunos visitantes que dejaron constancia de su visita, como los sultanes Bibares de Egipto a principios el siglo XIII.


Petra fue descubierta al mundo occidental en 1812 por Jean Louis Burckhardt, un viajero suizo disfrazado de árabe, llamando Sheikh Ibrahim. Siguió la ruta entre Damasco y Egipto, pasando por Jordania. Escuchó decir que a las afueras del pueblo de Wadi Moussa, existían en medio de una fortaleza natural , unas ruinas extraordinarias. En esta región, que entonces pertenecía al Imperio otomano, se desconfiaba de las personas que curioseaban en las antigüedades consideradas como "obras de los infieles"; porque en ese momento la situación política y religiosa era tensa. Burckhardt se presentó como un peregrino que deseaba sacrificar una cabra al Profeta Aarón, cuya tumba, construida en el siglo XIII, se suponía que estaba más allá de las ruinas, en la parte superior de Jebel Haroun. Acompañado de su guía, cruzó la ciudad antigua en agosto de 1812, sin poder por un momento pararse a tomar notas o dibujos, pero consciente de la importancia de tales restos y del hecho de que esas ruinas cercanas a Wadi Moussa eran las de Petra. Entusiasmado, propaga la noticia entre los occidentales instalados en Oriente y en Egipto y expondrá sus conclusiones en el libroTravels in Syria and the Holy Land, que se publicará en 1823, cinco años después de su muerte.


Se llevaron a cabo otros intentos de exploraciones de Petra, a pesar de la desconfianza de la gente.
En mayo de 1818, (seis años después de la expedición Burckhardt), una docena de personas de Jerusalén, John William Bankes el drogman Giovanni Finati y los oficiales navales C. L. Irby y J. Mangles, logran mantenerse algún tiempo en la ciudad, por desgracia, no más de dos días, porque las rivalidades entre los jefes de las tribus les obligaron a abandonar antes de lo previsto.
A partir de 1828 se inician las verdaderas primeras misiones arqueológicas. Y desde 1830, el asentamiento se convierte en un lugar para visitar, complementadas por peregrinaciones religiosas y en una fuente de beneficios para muchos jefes de las tribus de los alrededores.
Viajar a la ciudad de Petra en Jordania es conocer uno de los grandes Patrimonio de la Humanidad así establecido desde 1985, también considerado una de las Siete Maravillas del Mundo desde el año 2007. La ciudad de Petra es la que mayor ganancia de turismo da a Jordania y es un destino maravilloso para todos los que gozan de observar la historia antigua. Petra es un destino imperdible, sólo se puede acceder atravesando un pasadizo rocoso, se identifica especialmente por sus construcciones labradas en la misma roca, entre las que destaca el Templo de los Leones Alados o la Tesorería, donde se rodó parte de la película de Indiana Jones y la Última Cruzada.


Según las investigaciones arqueológicas, Al Hijr fue abandonada cuando los romanos desplazaron la ruta mercantil hacia el Mar Rojo. No hay evidencia de población hasta el siglo 16, cuando los otomanos construyeron allí un fuerte. Cabe destacar que éstos se quedaron hasta principios del siglo XX y aún se puede visitar lo que queda de la estación de tren Al Hijaz Railway, conocida por haber visto pasar a Lawrence de Arabia. Madain Saleh es un verdadero tesoro para todos los arqueólogos del mundo. Hasta hoy, un grupo de arqueólogos franceses dirigen las excavaciones.
Por que fue abandonada la ciudad,
Cuenta la historia que el reino nabateo nació en la ciudad-estado de Petra, un lugar rodeado de un desierto que, a diferencia del sahariano de palmeras y dunas de arena, se extiende entre montañas y llanuras de piedra descarnada. Estamos en el desierto de la "Arabia pétrea", como así lo llamaron los romanos.
Los nabateos, una tribu nómada que provenía del actual Yemen, comprendieron muy pronto que domesticando al camello, un animal capaz de pasar muchos días sin beber y de transportar 200 kilos sobre su lomo a una velocidad de 40 kilómetros al día, haría transitable el desierto.
Si esos 200 kilos eran de incienso, oro, sedas u otras mercaderías codiciadas en la época, además de reportarles riqueza les daría poder, convirtiéndolos en los "señores" del desierto y de las rutas comerciales.
Los nabateos crearon las rutas caravaneras, y Petra sería el centro de aquella red de sendas comerciales que recogían las mercancías que venían por mar desde India y China para trasladarlas pasando por Petra hacia el Mediterráneo, y luego ser distribuidas por los principales puertos del mundo grecorromano.


Siete siglos en los que Petra constituyó el secreto de los beduinos.
Fue un joven explorador suizo, Johann Ludwig Burckhardt, quien se lo arrebató. Se hizo pasar por uno de ellos, uniéndose a una caravana que viajaba a El Cairo; antes había adoptado el nombre de Ibrahim Ibn Abd Allah, hablaba árabe, conocía sus costumbres y el recelo que aun así podía suscitar. Cauteloso, no estuvo mucho allí, un solo día. Sin arrogancia, se limitó a escribir: «Si mis conjeturas son ciertas, este lugar es Petra». Doce de agosto de 1812: la ciudad admirada por su deslumbrante arquitectura, por el color de sus rocas, por la sofistificación de sus acueductos, puentes y canales, tan remota, inaccesible, tan bien escondida por el azar o el capricho de sus primeros moradores que ya no existía para Occidente, había sido reencontrada.



Hoy, como hizo entonces Burckhardt, para llegar hasta ella hay que recorrer el Siq, el sinuoso desfiladero rosáceo, ondulante, de piedra suave y formas caprichosas, que tras un kilómetro inesperadamente desemboca frente al Tesoro o Khasneh, el monumento al que inevitablemente suele ir asociada Petra en la imaginación de quienes no la han visitado, pero no el único, ni quizás el más sorprendente.
Ingente, excavado en la roca, con imponentes columnas corintias, el Tesoro sintetiza la majestuosidad de Petra, su inexplicable belleza, la excepcionalidad de su arquitectura, en su mayor parte nabatea, fruto de las influencias asiria, egipcia, helénica y romana.

Como esculpidas por el viento, más de 500 tumbas decoran las paredes rojizas del valle en el que se enclava la que fue capital nabatea. La luz escoge caprichosa su tonalidad, siempre en la gama de los rosas, decorada con vetas amarillas, blancas, verdes, naranjas y grises. La Tumba de la Seda destaca precisamente por el color de su fachada, así como la Tumba Corintia se distingue por la bella combinación de sus elementos clásicos y nabateos. La de la Urna, que posteriormente fue transformada en una iglesia bizantina, contaba con una habitación inmensa en su interior, que quizás servía de triclinio para festejos funerarios

La Tumba Palaciega despunta porque la parte superior de su fachada fue construida con piedra, en lugar de ser excavada en ella. Apartada de estas tumbas reales, que se levantan en la ladera de al-Kubtha, está emplazada la tumba de Sextus Florentinus, un administrador romano del emperador Adriano, que curiosamente recibió sepultura de un modo netamente nabateo.

La impronta latina se hace patente en la bella columnata —alrededor de la cual se establecían los mercados y viviendas de los romanos— del centro de la ciudad, en la que se emplazaba una fuente pública, el Ninfeo, de la que se conservan sus ruinas. Recorriendo la calzada se llega al Templo de los Leones Alados, probablemente dedicado a Al Uzza, principal divinidad nabatea, y denominado así por los leones que decoran sus capiteles. La columnata finaliza en la Puerta Temenos, un triple arco construido en el siglo II, que primitivamente con sus enormes puertas de madera separaba el recinto sagrado.

Se duda si el imponente anfiteatro romano de 8.000 asientos que se alza nada más entrar en Petra es también romano. Se dijo que fue construido por ellos tras derrotar a los nabateos, aunque hay quien sostiene que fueron éstos últimos quienes lo levantaron en la época en la que vivía Cristo. Cristiana, bizantina, es la iglesia que se alza próxima al Templo de los Leones Alados. Tapizada con mosaicos perfectamente conservados, con motivos que representan animales exóticos, así como personificaciones de las estaciones, el océano, la tierra y la sabiduría, es probable que fuera una catedral durante los siglos V y VI.



También fue utilizado por los bizantinos el Al Deir o Monasterio, prueba de ello son las cruces, casi imperceptibles, que se cincelaron en su fachada. Si el Tesoro sintetiza la belleza y majestuosidad de Petra, el Monasterio —de dimensiones mucho mayores, menos ornamentado— simboliza su grandeza, su inmensidad, su poder. Igualmente labrado en la montaña, pero no dominado por ella y pese a estar inacabado es estremecedor. Para llegar hasta él son más de 800 los escalones de la montaña que hay que subir. Arriba se domina la ciudad, la eterna ciudad rosácea a la que jamás se podrá hacer justicia con las palabras. Ya lo dijo Lawrence d´Arabia: «Nunca sabrás qué es Petra realmente, a menos que la conozcas en persona». Y tiene razon ya que es algo maravilloso para conocer,








Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Petra
http://asiaviaje.com/petra-la-mitica-ciudad-en-el-desierto-jordano/
http://es.wikipedia.org/wiki/Nabateo
http://www.revistaelviajero.com/index.php?option=com_content&view=article&id=126:petra-la-misteriosa-ciudad-de-piedra-&catid=17:lo--relevante&Itemid=27
http://www.lavanguardia.com/lectores-corresponsales/20100912/53999411439/madain-saleh-una-maravilla-desconocida.html
http://www.valvanera.com/allende/petra.htm

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