domingo, 22 de mayo de 2011

España podría afrontar una crisis como la que afectó a Argentina en 2001, dice Joseph Stiglitz

España podría afrontar una crisis como la que afectó a Argentina en 2001, dice Joseph Stiglitz
Joseph Stiglitz




España podría afrontar una crisis como la que afectó a Argentina en 2001, dice Joseph Stiglitz

España podría afrontar una crisis como la que afectó a Argentina en 2001 por su incapacidad para crear empleo y para reducir con eficacia su déficit público, según el economista Joseph Stiglitz, ex economista jefe del Banco Mundial (BM) y premio Nobel de Economía. En su opinión, esto convierte al país en presa fácil para los especuladores del mercado.
Stiglitz plasma esta reflexión en una revisión de su libro “Freefall” (Caída libre), de la que publica hoy un extracto el rotativo británico “The Sunday Telegraph”.

“España podría estar entrando en el mismo tipo de espiral mortal que afectó a Argentina hace sólo una década”, escribe Stiglitz, que considera que España es víctima de “las reglas del juego”, que le obligan a recortar su gasto, lo que “casi con total seguridad conducirá a un incremento aún mayor del desempleo”.
En este contexto “la economía española se ralentizará, pero la mejora de su posición fiscal será mínima”, predice el economista estadounidense, que explica que “con menor crecimiento, los ingresos por vía impositiva caerán, el gasto social -como el subsidio de paro- se incrementará y los déficit seguirán siendo altos”.
Al igual que en el caso de Grecia, Stiglitz cree que los especuladores todavía no han abandonado la presa, convencidos de que la debilidad de la economía española -cuya solvencia fue rebajada esta semana por Moody’s de “AAA” a “Aa1″- juega en su favor.

Stiglitz considera que la raíz del problema para países como España o Grecia es que no pueden utilizar su divisa como un elemento de reajuste de sus economías, ya que el euro tiene un cambio fijo.
“Si a Grecia y España se les hubiera permitido devaluar su divisa, sus economías se habrían reforzado gracias a las exportaciones”, afirma el economista, que vuelve a recordar el caso argentino: “sólo cuando Argentina rompió la paridad de su moneda con el dólar fue cuando pudo comenzar a crecer y a reducir su déficit”.
Sobre el futuro de la moneda única europea, Stiglitz prevé un panorama “sombrío” y advierte de que el euro podría no sobrevivir si vuelve a haber una tormenta financiera como la de 2008.
Además, se muestra crítico con los Gobiernos europeos, por considerar que están aplicando reducciones del gasto público muy drásticos y muy precipitados en el tiempo, lo que, en su opinión, puede resultar en que las economías vuelvan a caer en la recesión.

“A consecuencia de que tantos países recorten el gasto de manera prematura, la demanda agregada global se reducirá y el crecimiento se ralentizará, incluso quizás derivando en una recaída en la recesión”, escribe Stiglitz.
“EEUU puede haber causado la recesión global, pero Europa es ahora la responsable”, argumenta el economista.
Stiglitz propone finalmente una solución: la salida de Alemania de la eurozona o la división de la eurozona en dos sub-regiones, la de las economías sólidas y la de las economía frágiles.
“El euro ha sido un experimento interesante, pero como el casi olvidado Sistema Monetario Europeo (SEM) que lo precedió, y que se derrumbó cuando los especuladores atacaron la libra esterlina en 1992, carece del apoyo institucional necesario para que funcione”.

Crisis argentina 2001,
La crisis de diciembre de 2001 en Argentina fue una crisis financiera generada por la restricción a la extracción de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro denominada Corralito, que causaron la renuncia a la presidencia de Fernando de la Rúa el 20 de diciembre de 2001, y llevaron a una situación de acefalía presidencial. La mayor parte de los participantes de dichas protestas fueron autoconvocados, que no respondían a partidos políticos o movimientos sociales concretos. Su lema popular fue: "¡Que se vayan todos!". En los hechos murieron 39 personas por las fuerzas policiales y de seguridad, incluyendo 9 menores de 18 años.

El gobierno de Fernando de la Rúa había asumido en 1999 en medio de una época de recesión, en parte favorecida por la Ley de Convertibilidad, vigente desde 1991, que fijaba la paridad del peso de Argentina y el dólar estadounidense.

 Si bien dicha política económica había resultado efectiva durante los primeros años del gobierno de Carlos Menem, a partir de 1997 comenzó a demostrar sus falencias. Para mantenerla saludable, se necesitaba el ingreso de divisas. En un principio, éste estaba dado por los ingresos a partir de las privatizaciones de empresas estatales. No obstante, cuando ya no ingresó el dinero suficiente al país, éste empezó a endeudarse para mantener la ley.

De la Rúa había decidido mantener la ley, lo que provocó que el endeudamiento fuera cada vez más grande, aplicándose medidas como El blindaje o El Megacanje, que consistían en endeudamiento exterior.
La inestabilidad económica se percibía por los constantes cambios en el Ministerio de Economía, pasando por él José Luis Machinea (1999 - marzo de 2001), Ricardo López Murphy (marzo - abril de 2001) y por último Domingo Cavalho, que ya había sido Ministro de Economía entre 1991 y 1996 y que había impulsado la Ley de Convertibilidad. En aquel entonces Cavallo era visto como una gran alternativa, ya que había sacado a Argentina de la hiperinflación de 1989 - 1991.
La crisis llegó a un punto insostenible el 29 de noviembre de 2001, cuando los grandes inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos monetarios de los bancos y, en consecuencia, el sistema bancario colapsó por la fuga de capitales.

Para contrarrestar la fuga de capitales, el 2 de diciembre se emitió un mensaje en Cadena Nacional donde Cavallo anunciaba la nueva política económica, que introdujo restricciones al retiro de depósitos bancarios, denominada popularmente como Corralito. En un principio la medida dictaba que el ahorrista sólo podía retirar 1000 pesos cada semana, y que la medida duraría 90 días, sin embargo se podían hacer pagos con cheques.
La reacción popular fue muy negativa, especialmente la de la clase media, por lo que la crisis económica también desembocó en una crisis política. 

Durante todo diciembre hubo protestas, aunque la protesta masiva más importante estallaría los días 19 y 20 de diciembre.
La posición de De la Rúa se tornó inestable. Un intento de mediación entre la oposición y el gobierno a mediados de diciembre por parte de la Iglesia Católica fracasó.
Entre el 16 y el 19 de diciembre se produjeron saqueos a supermercados.
 El 19 de diciembre de 2001 hubo importantes saqueos a supermercados y otra clase de tiendas en distintos puntos del conurbano de la ciudad de Buenos Aires. Esa noche el presidente De la Rúa decretó el estado de sitio, y posteriormente en la ciudad de Buenos Aires salieron miles de personas a la calle a protestar contra la política económica del Gobierno que había establecido un límite a la extracción en efectivo del sueldo con el objeto de bancarizar la economía y mantener recursos dentro del sistema financiero (que había padecido una importante corrida en las últimas semanas). 

Muchas protestas se llevaban a cabo golpeando cacerolas, por lo que se las denominó Cacerolazos, una modalidad de protesta que imperaría durante los próximos meses.
Se sucedieron también protestas durante la madrugada del 20 de diciembre, frente a la casa del Ministro de Economía Domingo Cavallo y en la Plaza de Mayo, que fueron reprimidas. A pesar del estado de sitio decretado por De la Rúa, las calles de Buenos Aires y de otras ciudades del país se llenaron de protestas. En la madrugada renunció el ministro de Economía Domingo Cavallo.

En la mañana del 20 de diciembre quedaban unos pocos manifestantes entre los que principalmente se encontraban oficinistas, empleados, amas de casa, niños, y comenzaron a arribar miembros de organizaciones políticas. Entre los integrantes de estas organizaciones políticas que marcharon a la Plaza de Mayo se encontraban, entre otros, grupos de piqueteros pertenecientes a la agrupación Quebracho.
La Casa Rosada, sede del Gobierno, en ese momento no estaba cercada por vallas; cerca del mediodía se ordenó que se colocara una valla de contención en la mitad de la Plaza, por lo que la policía montada reprimió duramente a los manifestantes que quedaban.

Esta represión, que se transmitió por todos los canales de televisión y radio, e incluso por emisoras internacionales, en directo durante todo el día, generó que más grupos políticos y manifestantes ocasionales se acercasen a la Plaza. Con el correr de las horas los incidentes fueron creciendo en intensidad y se produjeron cuatro muertes de manifestantes presumiblemente a manos de la policía, si bien las investigaciones judiciales aún no han finalizado.
A las 16 horas, el presidente De la Rúa, mediante un discurso transmitido por Cadena Nacional, anunciaba que no renunciaría a la presidencia e instaba a la oposición y otros sectores a dialogar abiertamente. El pedido fracasó.

Alrededor de las 19 horas, el presidente De la Rúa renunció luego de que fracasaran sus intentos políticos de salvar al Gobierno, saliendo de la Casa Rosada mediante un helicóptero. En esa jornada también murieron muchas personas en ciudades del interior del país, totalizando 39 muertos como consecuencia de la represión en los dos días, entre ellos nueve menores de 18 años.


Crisis española 2011
En menos de 18 meses, el sector inmobiliario ha pasado de la negación de la evidencia a la más profunda de las depresiones psicológicas. Del "aterrizaje suave" se ha pasado a previsiones apocalípticas sobre el sector residencial. Este conjunto de opiniones configura un panorama desolador que retroalimenta el pesimismo de los promotores y las entidades financieras, inmersos en procesos de refinanciación.



Tres son los factores sobre los que se fundamentan las decisiones de compra de viviendas: precio, confianza y financiación. En el momento en que confluyan precios bajos, confianza en el futuro y financiación razonable, comenzarán las ventas de viviendas y volverá la liquidez al mercado del suelo residencial.
Precio: la decisión de bajada de precios está actualmente asumida por los promotores inmobiliarios y sobre porcentajes muy significativos del 15%-30%, pero son imposibles de aplicar hasta que sus promociones no se terminen.

Confianza: la confianza es un componente intangible que cuesta años construir y que se destruye muy rápidamente. La contracción de nuestra economía desde crecimientos superiores al 3% hacia un escenario de recesión provoca que el ajuste que estamos experimentando sea brutal, con un crecimiento muy significativo del paro y una fuerte disminución del consumo.
Afortunadamente, parece que la inflación y el coste del dinero pueden evolucionar a corto plazo positivamente, permitiendo al menos incrementar la capacidad de ahorro de quienes no sufran el impacto del paro. Dicha capacidad de ahorro permitirá remansar capital para compras futuras de quienes demanden una vivienda en los próximos años.

Financiación: De los 310.000 millones que el sector financiero tiene prestados a los promotores inmobiliarios existe un muy alto porcentaje cuya recuperación depende de los acuerdos de refinanciación a los que se llegue caso por caso.
En nuestra opinión, no es previsible que dicho volumen disminuya en el medio plazo. La mayor parte de los promotores inmobiliarios se clasificarán bien en los que consiguen refinanciar su deuda a tres años o los que acaban en concurso de acreedores en los próximos meses. En ambos casos, el volumen de deuda pendiente de amortizar a las entidades financieras no debería sufrir una variación significativa: o se demora su devolución o no se puede amortizar.
Dado que dicha financiación va a permanecer "congelada" en el próximo trienio, las únicas vías de reducción vendrán por su traspaso a los compradores de viviendas o la cancelación de deuda por compra de activos por parte de los propios acreedores financieros. Dichas vías de reducción trasladan el saldo vivo de la deuda de una parte a otra del mercado, pero no disminuyen la exposición de las entidades financieras al riesgo inmobiliario. La única válvula de escape para reducir dicho riesgo debería venir por la amortización individual de los particulares de sus préstamos hipotecarios y la máxima reducción en la concesión de nuevos préstamos al sector y a los particulares.

Por tanto, consideramos improbable que una parte significativa de la liquidez otorgada por el Estado a las entidades financieras redunde en una mayor liquidez para el sector inmobiliario en el medio plazo.
No obstante lo anterior, cabe la posibilidad de que algunas entidades financieras aprovechen sus mayores niveles de solvencia para crecer en términos de cuota de mercado en el momento en el que el esfuerzo familiar de compra disminuya de forma significativa por los menores precios y la fuerte bajada del Euríbor, anticipando una cierta recuperación de la concesión de hipotecas a particulares solventes.

Conclusiones: Por todo lo expuesto, creemos que 2009 nos traerá un panorama económico preocupante, pero con indicios de que elementos esenciales de la recuperación del sector residencial evolucionan rápida y positivamente: ahorro, menores costes financieros y fuerte disminución de precios de venta.
Estamos convencidos de que las principales entidades financieras aprovecharán la disminución del esfuerzo familiar de compra para prestar de nuevo, con más cautela y menor apalancamiento, más pronto que tarde. Sin embargo, la recuperación de la confianza de los consumidores en el futuro -en la estabilidad del empleo fundamentalmente- estimamos que se demorará más allá del 2009, probablemente al año 2010.
No estamos pensando, por tanto, en la " historia interminable" en la crisis del sector residencial, sino que creemos en su recuperación en el propio año 2010. Lenta, paulatina, pero esperanzadora recuperación de un mercado que será más prudente, más pequeño y mucho menos endeudado en el largo plazo.
Mientras tanto, las promotoras inmobiliarias que luchen por su supervivencia tendrán que reducir significativamente su tamaño, su actividad y necesariamente su deuda financiera. El sector en su conjunto traspasará activos inmobiliarios a las entidades financieras acreedoras, que actualmente están gestando las bases de las principales inmobiliarias del próximo ciclo. Pero como se ve esto no ha sucedido, 

burbuja
Como se acabo la burbuja inmobiliaria española, la economía española vuelve a repetir lo que ha sucedido en Argentina en el 2001,
 El fenómeno se expandió rápidamente por diversos países europeos, y algunos sufrieron graves efectos. Dinamarca entró en recesión (seis meses consecutivos de crecimiento económico negativo) en el primer trimestre de 2008. En el segundo trimestre de 2008, el conjunto de la economía de la eurozona se contrajo en un -0,2%, encabezada por los retrocesos en Francia (-0,3%) y Alemania (-0,5%). Otras economías importantes, como la española, evitaron la contracción (+0,1%) pero sólo crecieron muy débilmente en el mismo periodo, con fuertes incrementos en el desempleo.

El día 7 de octubre de 2008, la reunión del ECOFIN, organismo del Consejo Europeo compuesto por los Ministros de Economía y Hacienda de los Estados miembros, así como por los Ministros de Presupuesto si se debaten cuestiones presupuestarias, decidió que todos los Estados miembros proporcionarán, por un periodo inicial de al menos un año, una protección garantizada a los depósitos personales para los particulares por una cantidad de al menos 50.000 euros.

En la misma jornada, el Ejecutivo español anunció que elevaba la garantía mínima de los depósitos en bancos y cajas de ahorro españolas desde los 20.000 euros actuales por titular y entidad a 100.000. También anunció la creación de un fondo con cargo al Tesoro de 30.000 millones de euros, ampliables a 50.000, para adquirir activos de máxima calidad a las entidades financieras españolas para garantizar la financiación de empresas y ciudadanos.

El Banco Central Europeo redujo su tasa de interés de referencia de 4,25% a 1,25% en octubre aunque es mayor que la de EE. UU. Según FMI, la economía de la UE se contraerá 4% este año, y 0,3% en el 2010. Esto se debe a la tardía reacción de las autoridades debido a que Europa tenía problemas menos graves, el temor a la inflación y a un aumento de la deuda pública. Dado que Europa representa el 30% del comercio mundial, retrasará la recuperación de la economía mundial

El modelo económico español ha naufragado. Está recibiendo una sucesión de golpes su esquema basado en boom de la construcción, turismo, consumo exacerbado por el crédito a tasas bajas y especulación financiera. Muy fuerte ha sido el porrazo, como el de la derrota ante Suiza de su selección de fútbol, eterna candidata a ganar un mundial y fracasar por ahora en el intento. Durante años la corriente de pensamiento conservador ha exhibido a España como el faro para alcanzar el status de “país serio”. Se lo presentaba como un país “casi feliz” con su modelo económico, en niveles muy similares a los de Alemania, Irlanda, Francia, Bélgica y Austria. Esa fue la conclusión del estudio “La variedad feliz del capitalismo” elaborado por el banco Deutsche Bank.

 La crisis económica ha descolocado ese presuntuoso lugar de guía para países periféricos, populistas y atrasados. No sólo está siendo castigada la economía española, sino que junto a esa debacle también ha empezado a menguar esa soberbia de nuevo rico europeo. 
Ese país que se lanzó a la segunda conquista de América en la década pasada con aspiración de nueva potencia mundial, hoy está siendo humillado por la tecnocracia del Fondo Monetario Internacional. En el informe conocido como Artículo IV, auditoría que Argentina resiste, el FMI descubre hoy que ese famoso modelo exitoso era un fiasco. 

La misión del organismo encargada de evaluar la economía española afirmó que las perspectivas son de un crecimiento “frágil” en los próximos meses. Más importante que ese pronóstico, que es relativo ante la sucesión de fallidos en el pasado, se encuentran las características que describe para una economía que fue presentada durante años como arrolladora. En ese documento se sentenció que España tiene “un mercado laboral disfuncional, una burbuja inmobiliaria venida a menos, un gran déficit fiscal, un enorme nivel de endeudamiento externo y del sector privado, un anémico crecimiento de la productividad, una competitividad débil y un sector financiero con bolsas de debilidad”. ¿Estas características surgen de la nada o son el desenlace de una estructura económica frágil? Lo último es más difícil de admitir por el establishment, puesto que se ha cansado de elogiar el modelo español. No es sencillo aceptar que se ha engañado a muchos durante muchos años. La administración Zapatero tuvo que desmentir en más de una ocasión la semana pasada que el FMI y la Unión Europea ya tienen dispuesto un paquete de rescate por 250 mil millones de euros de auxilio. La experiencia argentina enseña que puede ser que España finalmente no lo necesite, pero eso no significa que ya no esté preparado ante la emergencia de una profundización de la crisis.

En un recorrido que se parece bastante al transitado por Argentina en la década pasada, anteayer José Luis Rodríguez Zapatero brindó explicaciones al director gerente del FMI, Dominique StraussKahn, sobre la reforma laboral aprobada por decreto. Tampoco el tan ponderado pacto social español ha funcionado en esta oportunidad. Se definió que el Estado asumirá el pago de 8 días de indemnización en los casos de despidos a trabajadores con contratos indefinidos para los que se fija una media de 33 días por año trabajado, frente a los 45 actuales. 

Además, para recurrir a un despido las empresas sólo tendrán que argumentar que tienen pérdidas económicas sin un período mínimo específico. Para esa situación la indemnización será de 20 días por año trabajado. Frente a ese avance sobre derechos laborales, los sindicatos mayoritarios (Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras) convocaron a una huelga general para el 29 de septiembre. Los dirigentes sindicales rechazan la reforma laboral porque consideran que perjudica a los trabajadores y no fomentará la creación de empleo, al tiempo que facilitará el despido, mientras que las organizaciones empresariales previsiblemente la observaron “tibia” y consideraron que el Ejecutivo se ha quedado corto.

La estrategia para agudizar la recesión española es similar a la aplicada por otras economías de la eurozona. Están instrumentando la receta del fracaso, con pruebas cercanas en América latina, sobresaliendo el caso argentino. Además de ese aspecto que permite comprender la aún persistente hegemonía de las finanzas globales, una cuestión relevante para Argentina es que España es uno de los principales inversores extranjeros en el país. Empresas de ese origen detentan posiciones dominantes en sectores sensibles de la economía doméstica. De acuerdo al relevamiento realizado por la Cámara Española de Comercio de la República Argentina, existen 307 compañías locales bajo control español. Se destacan Cemento Avellaneda, Autopista del Sol, YPF, Metrogas, Banco Santander, Banco BBVA Francés, EdesurEndesa, Dycasa, Telefónica, entre otras.

El sector privado sufre cuando un país ingresa en un círculo vicioso de retroceso con políticas de ajuste, que son presentadas como la llave para salir de la crisis pero que, en realidad, clausuran las vías de escape de la recesión. Si este caso sólo afectara a su propia economía sería un problema exclusivo de los españoles. Sin embargo, debido a que esas compañías se expandieron en los años de las privatizaciones y desregulación, han pasado a ocupar un lugar importante en la economía argentina. Por lo tanto, existe el riesgo de que la crisis ibérica pueda tener repercusiones en las actividades que desarrollan en el exterior. 









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