miércoles, 6 de abril de 2011

Quien mato a Trotski


Quien mato a Trotski
 Trotski en el hospital, en Mexico




 Trotski
Lev Davídovich Bronstein, (Yanovka, Ucrania, 7 de noviembre de 1879 - Coyoacán, México, 21 de agosto de 1940), más conocido como León Trotski, fue un político y revolucionario ruso, organizador clave de la Revolución de octubre, el golpe de Estado que permitió a los bolcheviques tomar el poder en noviembre de 1917 en Rusia. Durante la guerra civil subsiguiente, desempeñó el cargo de comisario de asuntos militares. Tras su exilio de la Unión Soviética, fue el líder de un movimiento internacional de extrema izquierda revolucionaria identificado con el nombre de trotskismo y caracterizado por la idea de la «revolución permanente». Murió asesinado en México por un agente español de la NKVD soviética.


Brest-Litovsk.
Negoció la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial mediante la Paz de Brest-Litovsk. Tuvo a su cargo la creación del ejército rojo que consolidaría definitivamente los logros revolucionarios venciendo a catorce ejércitos extranjeros y a los ejércitos blancos contrarrevolucionarios durante la guerra civil rusa; fue condecorado con la Orden de la Bandera Roja. Posteriormente, se enfrentó política e ideológicamente a José Stalin, liderando la oposición de izquierda, lo que le causó el exilio y posterior asesinato a manos de la OGPU




 Lenin
Miembro principal del Politburó después de Lenin, apoyaría a éste en sus principales innovaciones hasta que una apoplejía obligó a Lenin a apartarse de la política. En oposición a Trotski, se unieron Grigori Zinóviev, Lev Kámenev y Stalin. Este agrupamiento, una vez que logró apoderarse de la dirección del Partido, acusó a Trotski de cometer serias violaciones a la disciplina del partido, con el objetivo de debilitar sus organizaciones. En consecuencia Trotski es primero destituido como comisario de guerra, luego apartado de la dirección del partido y posteriormente expulsado del mismo. Más tarde sería deportado a Kazajistán (Asia Central) y finalmente expulsado de la URSS en 1929.






Desde entonces, los ideólogos oficiales del régimen se encargaron de revisar la figura de Trotski (llegando incluso a trucar fotografías originales con el fin de hacerle desaparecer, por ejemplo, del lugar que ocupaba junto a Lenin mientras éste pronunciaba un discurso) haciéndolo aparecer como un traidor.


mi vida
Durante sus años de exilio, Trotski escribiría varios ensayos (la autobiografía Mi Vida, Historia de la Revolución rusa, La revolución traicionada) y artículos sobre temas de actualidad (estalinismo, nazismo, fascismo, la Guerra Civil Española). Desde su exilio también encabezaría la oposición comunista disidente, que formaría la IV Internacional.
Por otra parte, Trotsky empezaría un auténtico peregrinaje por diferentes países desde los cuales pudiera expresar públicamente sus críticas al estalinismo












 León Trotsky llega a México
Finalmente, León Trotsky llega a México, tras una serie de gestiones realizadas principalmente por el pintor mexicano Diego Rivera ante el presidente Lázaro Cárdenas quien en 1937 le concede el asilo político. A su llegada el 9 de enero de 1937, Trotsky fue recibido en el puerto de Tampico por Frida Kahlo, esposa de Rivera y transportado hacia la ciudad de México a bordo del tren presidencial. Vivió en la "Casa Azul", morada de Frida y Diego en Coyoacán, hasta la ruptura política con este último, que se dio en 1939. 


casa en mexico
En ese año, cambió su residencia a la Calle de Viena también en Coyoacán, donde vivió hasta el día de su muerte. En esa casa, Trotsky sufrió dos atentados, el primero de ellos ocurrido en mayo de 1940. Durante la madrugada del día del atentado, un comando de 20 hombres armados comandados por el pintor David Alfaro Siqueiros, logró penetrar a la casa con la complicidad de Robert Sheldon Hart, un guardaespaldas de Trotsky que era un doble agente. Los intrusos dispararon cerca de 400 tiros con armas de grueso calibre. El propio Siqueiros disparó contra el lecho donde dormían Trotsky y su esposa Natalia Sedova, sin lograr asesinarlos, pues lograron pertrecharse junto a una pared, al lado de su cama. Los guardias de Trotsky repelieron a los intrusos y estos tuvieron que huir sin lograr su cometido.
Silvia Ageloff



Unos meses más tarde, el 20 de agosto de 1940, Trotsky sufrió un segundo atentado en esa misma casa, que le costaría la vida.
Stalin había dado orden de asesinar a Trotsky y, Jotov, encargado de las operaciones contra éste en México, se valió de dos comunistas catalanes, Caridad y Ramón Mercader (madre e hijo), para llevar a cabo el plan. Asimismo, ayudaron dos mexicanos de izquierda, Vicente Lombardo Toledano y David Alfaro Siqueiros.
Aunque el palacete en el que vivía estaba fuertemente custodiado, Ramón Mercader (conocido con el alias de Jaques Mornard) lograría infiltrarse en su círculo ganándose la confianza de una de las secretarias de Trotsky, Silvia Ageloff, con la que incluso mantuvo un noviazgo formal premeditado y planeado para perpretar el magnicidio. Con el pretexto de que leyera un escrito suyo se acercó a Trotsky y mientras este leía le clavó salvajemente un piolet en la cabeza. El grito de Trotsky se escuchó como un estruendo en toda la casa, acudiendo rápidamente sus custodios pero no se pudo hacer nada.
hospital de la Cruz Verde


León Trotsky moriría un día más tarde en un hospital de la Cruz Verde. Cabe señalar que a sus exequias, asistieron cerca de trescientas mil personas, en una ciudad que por aquel entonces apenas contaba con unos cuatro millones de habitantes.
Trotsky era un peligro para el liderazgo de Stalin, pues desde siempre fue el favorito para suceder a Lenin, y pese a estar exiliado fuera de la URSS al llegar Stalin al poder, era una alternativa peligrosa por lo que había significado en la revolución rusa, por su papel intelectual, y por el respeto que el comunismo internacional tenía hacia él.
Así que Stalin mandó matarle, como era tan habitual en él.
Tras ello el Kremlin (liderado por Stalin) se erigió en la única voz del comunismo a nivel mundial.



piolet mostrado por la policia
«No le matéis. Tiene que decir quién le envía», ordenó a sus guardaespaldas León Trotsky. A pesar de sus 60 años y de haber recibido a traición, por la espalda, un golpe brutal en el cráneo con un piolet o pico de escalar, el líder revolucionario tuvo aún fuerzas para enfrentarse a su agresor. Una reacción tan imprevisible que éste, un joven de 26 años, en su plenitud física, con una estatura imponente de 1,85 metros y un revólver en el bolsillo, no supo qué hacer, quedando a merced de quienes acudieron en auxilio de la víctima. La escena ocurría el 20 de agosto de 1940, en el despacho de la casa fortaleza de Coyoacán, Ciudad de México, en la que vivía exiliado el anciano revolucionario.


La muerte, horas después, ya el 21 de agosto, de Trotsky –artífice con Lenin de la Revolución bolchevique y creador del Ejército Rojo– abrió el que fue durante años uno de los grandes enigmas de la Historia. ¿Quién era realmente ese joven apuesto, cortés, rico, apolítico y cosmopolita que había logrado llegar hasta el viejo líder, saltándose todas las medidas de seguridad que lo protegían, gracias a su noviazgo con la trotskista norteamericana Sylvia Ageloff, secretaria eventual del político? Más importante: ¿formaba parte de un complot urdido por los servicios secretos de la Unión Soviética por orden de Stalin, máximo dirigente del país y enemigo acérrimo de Trotsky?.


Diego Rivera y Frida Kahlo, trotsky
Aunque éste era el heredero natural de Lenin, Stalin lo había desplazado del poder, expulsándolo en 1929 de la Unión Soviética. Desde entonces, Trotsky –acusado de traidor por la mayoría de sus ex correligionarios y sin ningún país que quisiera darle asilo– había peregrinado por Turquía, Dinamarca, Francia y Noruega antes de hallar cobijo en México invitado por el presidente Cárdenas y el matrimonio formado por los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo. Nunca cejó, sin embargo, en su guerra personal con Stalin, quien, a su vez, persiguió a sus parientes y le acusó de patrocinar el terrorismo contra su país y de connivencia con los nazis alemanes para derrocar a su gobierno.


Ramón Mercader 
El misterioso asesino trató de disipar cualquier duda en el momento de su detención cuando –maltrecho por los golpes que había recibido de los guardaespaldas, en la cabeza, y con un mordisco en una mano que le propinó el propio Trotsky– entregó a la policía mexicana una prolija carta en francés, mecanografiada, en la que daba su versión de lo ocurrido. Se identificó como el periodista belga Jacques Mornard; así lo conocían en los círculos trotskistas, donde se sabía que usaba también la identidad de Frank Jacson, ingeniero canadiense. Ambas creíbles por igual, ya que hablaba francés e inglés con fluidez, pero parecía desconocer el español.
«Fui un devoto adepto de León Trotsky», explicaba en el extenso escrito inculpa torio. Conocerlo «constituyó un gran desencanto (...). Me encontré ante un hombre que no deseaba más que satisfacer sus deseos de venganza (...). Me propuso ir a Rusia con el fin de organizar allí una serie de atentados contra diferentes personas y en primer lugar contra Stalin (...). Desde ese momento no subsistió ya alguna duda en mi ánimo de que Trotsky no tenía otro objetivo en su vida que el de servirse de sus partidarios para satisfacer sus fines personales mezquinos (...). Decidí sacrificarme totalmente, quitando de en medio a un jefe del movimiento obrero que no hace más que perjudicarlo».


mercader
Una confesión que resultó inútil porque nadie le creyó, circunstancia que, no obstante, no le hizo variar ni un ápice su versión. Siempre sostuvo, a pesar de los interrogatorios, los golpes, los exámenes psiquiátricos y la amenaza de una larga condena en prisión, que era Jacques Mornard Vanderdresch, belga nacido en Teherán (entonces Persia, hoy Irán) el 17 de febrero de 1904 cuando su padre estuvo destinado en ese país. Que había comprado en París, en el mercado negro, un pasaporte canadiense a nombre de Frank Jacson para poder viajar a Estados Unidos, y que había matado a Trotsky sólo porque había defraudado las expectativas que había generado en él su ideología.
Únicamente durante el juicio, como clara estrategia de defensa, sostuvo que había actuado en legítima defensa. Afirmó que en el fragor de una discusión Trotsky le amenazó con una pistola, él repelió el ataque con un piolet, adminículo que poseía porque practicaba la escalada (algo que se consideró una invención) y que lo tenía encima porque lo había llevado a un carpintero (lo que era verdad) para que recortara el mango (en realidad, para que fuera más fácil ocultarlo bajo la ropa). Su condena, en 1943, a 20 años de prisión por homicidio con alevosía y a indemnizar a la viuda de la víctima, Natalia Sedova, con 7.500 pesos zanjó sólo el expediente judicial.


Ramón Mercader
Hubo que esperar hasta 1950 para establecer documentalmente lo que era un secreto a voces en los círculos comunistas: que el asesino de León Trotsky era, en realidad, el agente estalinista Jaime Ramón Mercader del Río, nacido en Barcelona el 7 de febrero de 1943 (de 1944, según algunas fuentes). La identificación fue posible gracias al criminólogo Alfonso Quiroz Cuarón, uno de los expertos mexicanos que lo trataron. Éste localizó, durante un viaje a Barcelona, la ficha policial de su detención en 1935 por asistir a una reunión clandestina para reorganizar las juventudes del Partido Comunista de Cataluña. El descubrimiento puso en evidencia el complot de Stalin para acabar con Trotsky.


 asesinato de Trotsky (1972)
A partir de entonces encajaron todas las piezas de la rocambolesca historia de Ramón Mercader, quien ha inspirado dos películas: El asesinato de Trotsky (1972), de Joseph Losey (con Alain Delon encarnando al catalán y Richard Burton a su víctima), y Asaltar los cielos (1996), documental de José Luis López-Linares y Javier Rioyo. Su figura vuelve a adquirir actualidad con la publicación de El grito de Trotsky (Editorial Debate), la biografía más completa escrita hasta ahora sobre el personaje, obra del veterano y reconocido periodista mexicano José Ramón Garmabella. Ramón era el segundo de los cuatro hijos de Pau Mercader y Caridad del Río, dos vástagos de la alta burguesía catalana.
La familia fue, sin embargo, a menos y los retoños de la pareja se criaron entre España y Francia, país al que se los llevaba Caridad cuando tenía problemas conyugales. Él estudió hostelería y trabajó de camarero hasta que lo captó como agente soviético su propia madre. Ésta, tras reconvertirse en ferviente estalinista, cofundó el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), formó parte del piquete que detuvo al general Goded al declararse la Guerra Civil en Barcelona, ejerció de comisaria política de la columna Durruti y fue herida de gravedad en el frente.


NKVD
Caridad Mercader (usaba el apellido de su marido) fue la pieza clave de los servicios secretos soviéticos para eliminar a Trotsky. La orden de ejecutarlo se la dio Stalin, en 1938, al temible Beria, jefe de la policía secreta –la NKVD, antigua Cheka y futura KGB–, quien comisionó a un alto oficial del departamento apellidado Eitington. Éste estaba entonces combatiendo en España bajo el alias de Kotov y, casualmente, en París había sido amante de Caridad. Les había pagado los estudios a sus hijos, que lo veían como un segundo padre, y de la relación de la pareja –según cuenta Garmabella en su libro– nació un hijo, Luis, que Pau Mercader reconoció como propio.


La colaboración de Caridad Mercader resultaba esencial porque era de total confianza, hablaba español y tenía amigos en México, país que había visitado en 1936 para recaudar fondos al declararse la Guerra Civil. Ella reclutó a su propio hijo, a quien fue a buscar al frente de Guadalajara. El plan inicial era que Ramón se hiciera pasar por el rico playboy belga y periodista eventual Jacques Mornord, que enamorara a la trotskista americana Sylvia Ageloff –residente en Nueva York pero de vacaciones en París– y que a través de ella llegara hasta Trotsky, ya que su hermana, Ruth Ageloff, era nada menos que la correo del revolucionario en Estados Unidos.


Ya en México, participó en un primer intento de acabar con el político ruso, asaltando a tiros su casa fortaleza de Coayacán en la noche del 24 de mayo de 1940. La operación, comandada por el pintor y comunista mexicano David Alfaro Siqueiros, fue un fracaso. Ramón decidió entonces asesinarlo él mismo. Llegó hasta su víctima gracias a Sylvia Ageloff, como estaba previsto. Mostró, por primera vez, interés en la política y pidió al revolucionario que le corrigiera un artículo de opinión que iba a publicar. Tras una visita de ensayo para rematar su plan, el 20 de agosto, cuando estaba solo con él en su despacho, golpeó de muerte al anciano mientras éste leía el manuscrito, dándole la espalda.


Reconocido por españoles exiliados. Eitington y su madre, que lo aguardaban con un coche a la puerta de la casa para facilitarle la huida, abandonaron el país de inmediato tras su detención. En contra de las leyendas al respecto, su hermano Luis Mercader sostuvo en sus memorias –publicadas en 1990– que Ramón fue identificado desde el principio por los comunistas y trotskistas españoles exiliados en México, ya que reconocieron su fotografía en la prensa, pero callaron. Este argumento ahora lo corrobora con datos José Ramón Garmabella en su libro, El grito de Trotsky. ¿Y por qué no hablaron? Unos por no comprometer a la Unión Soviética y al partido. Otros, incluidas las autoridades, para no alentar el clima de opinión contrario a los exiliados republicanos en el país.


Pablo Neruda
Mercader cumplió la mayor parte de sus 20 años de condena en la prisión de Lecumberri, donde en 1947 inició un noviazgo con la mexicana Roquelia Mendoza que acabó en boda. Se distinguió enseñando a leer a compañeros analfabetos y recibía visitantes ilustres como Pablo Neruda, Margarita Nelken y Sara Montiel.


Fue liberado el 6 de mayo de 1960, fecha en la que abandonó México hacia Moscú, donde fue condecorado Héroe de la Unión Soviética y vivió 14 años. En 1974, tras sufrir un infarto pulmonar y cumplimentar innumerables trámites, logró el permiso para abandonar el país, instalándose con su mujer y sus hijos (adoptivos) en Cuba, donde había nacido Caridad Mercader.
Dos años después de la muerte de Franco, en 1977, pidió ayuda a Santiago Carrillo para volver a Barcelona, pero el entonces secretario general del Partido Comunista de España le impuso como condición que publicase sus memorias. «Jamás traicionaría a los míos bajo ninguna circunstancia», le respondió.


El 18 de octubre de 1978, el asesino de León Trotsky –a quien, según dicen, atormentó hasta sus últimos días el gemido que profirió su víctima al recibir el golpe mortal del piolet– falleció en La Habana de cáncer sin romper su silencio. Tenía 65 años.
Pasó sus últimos años viviendo entre Moscú y La Habana, donde murió de cáncer en 1978. Está enterrado en el cementerio moscovita Kúntsevo, reservado a Héroes de la Unión Soviética, bajo un nombre falso 'Ramon Ivánovich Lopez' (Рамон Иванович Лопес), cerca de las cenizas del famoso agente doble Kim Philby. También tiene un lugar de honor en el museo del KGB de Moscú.






Fuente:
http://www.yucatan.com.mx/20110328/nota-7/96677-presentan-en-ny-libro-sobre-influencia-de-freud-en-mexico.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Le%C3%B3n_Trotski
http://www.adn.es/local/lleida/20110326/NWS-0345-Trotsky-Queria-Nuria-comprendiera-asesino.html
http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2007/396/1177695863.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Ram%C3%B3n_Mercader


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