El arca de la
alianza , el
mas grande misterio del antiguo testamento
El Antiguo
Testamento
relata que Moisés, el líder de los israelitas de Egipto,
recibió los Diez
Mandamientos de Dios en el monte Sinaí.
Los mandamientos, escritos en tablas de piedra, fueron puestos más tarde en un cofre de madera de acacia, recubierto de oro y rematadas con dos ángeles de oro - el Arca de la Alianza.
El arca se guardaba en el Templo de Salomón de Jerusalén durante siglos, de acuerdo con el Antiguo Testamento.
Los mandamientos, escritos en tablas de piedra, fueron puestos más tarde en un cofre de madera de acacia, recubierto de oro y rematadas con dos ángeles de oro - el Arca de la Alianza.
El arca se guardaba en el Templo de Salomón de Jerusalén durante siglos, de acuerdo con el Antiguo Testamento.
Según la
tradición judía y
cristiana, el Arca conocida como Arca de la Alianza, Arca
del Pacto, o Arca del Convenio (hebreo:
ארון
הברית),
nombrada también como el Arca de Yahveh o Arca
del Testimonio, era un objeto sagrado que guardaba las
tablas de piedra que
contenían los Diez Mandamientos, la vara de Aaron que
reverdeció y el Maná que
cayó del cielo, representaba la alianza (pacto o convenio)
entre Dios y el pueblo
judío.
Se trataba de una
caja o arca
que contenía las dos tablas (los Mandamientos o "Las Tablas
De La Ley") que, en la Biblia, fueron escritas por
Dios mismo y entregadas a Moisés en el Monte Sinaí, la vara
florida de Aarón y
un vaso de maná.
Se guardaba en el Templo de Jerusalén y se
llevaba al frente
de batalla cada vez que había una guerra. El Arca simboliza
la unión de Yahveh
con el pueblo, y a ello debe su nombre. Se cree que
desapareció con la
destrucción del templo de Jerusalèn por el rey Nabucodonosor
II
Según se detalla
en la Biblia, el Arca estaba
hecha de madera de acacia negra, revestida por dentro y por
fuera con láminas
de oro puro. Medía 2,5 codos de longitud y 1,5 de ancho y
alto, o sea 1,31 m de largo por 0,78 m de alto y ancho. Una
guirnalda
de oro la rodeaba en su parte superior. A ambos lados
llevaba fijos cuatro anillos
de oro, a través de los cuales se insertaban dos pértigas de
acacia recubiertas
también de oro. Sobre la tapa del cofre o propiciatorio
descansaban dos querubines,
igualmente dorados.
Los querubines
eran dos
figuras aladas que bien podrían ser, según ciertas teorías,
figuras humanas con
la cabeza cubierta, pero con brazos alados o bien, según
otra doctrina,
tendrían apariencia zoomórfica, tal vez parecida a las
figuras descritas en la Biblia tras la visión de Ezequiel
(Ezequiel, 1.6.7 y 10), o bien como los toros alados asirios
de Nínive o Kirubi.
Sea cual fuera la forma que tuviesen, distan mucho del
querubín angelical
ofrecido por el Cristianismo, y que remonta sus orígenes a
las representaciones
helenísticas de niños. Los querubines del Arca extendían las
alas con tendencia
a tocarse las puntas, de modo que el espacio que quedaba
entre las figuras y el
propiciatorio formaba un triángulo sagrado. Ese espacio
abierto se llamaba oráculo,
y era mediante el cual se comunicaba Yaveh.
El Arca estaba
situada en
el sancta sanctorum o lugar más sagrado del tabernáculo o
del Templo. Su
utilidad fue variada, pues esta no sólo estaba destinada a
contener elementos
sagrados, como Las Tablas de la Ley, el gomor de maná y la
vara de Aarón, sino que además
tenía fama de ser un arma capaz de proteger al pueblo
elegido, siendo brazo
ejecutor de los castigos de Yaveh. Los significados del Arca
iban más allá de lo
simbólico: tener el Arca era tener a Dios.
El arcaico y
arcano cofre
era una manifestación física de la presencia de Yaveh y fue
un medio eficaz
para mantener a los judíos lejos de la idolatría. Se
recurría a su auxilio en
tiempos de guerra, concretamente en la conquista de Canaán.
Su transporte y
cuidado
estaba reservado a la tribu de los levitas. Ella abría la
marcha durante los
años de expedición por el desierto y estaba siempre a la
cabeza del pueblo
(salvo excepciones). Al plantar el tabernáculo, un velo la
separaba del
santuario, y al levantar la marcha, los levitas la envolvían
en aquel velo
(posiblemente el tentorium): todo iba envuelto en una piel
teñida de azul y en
otra de color jacinto.
El arca del pacto
o
alianza, era un ícono donde la presencia de Yaveh mismo
residía. Los antiguos
hebreos, le tenían tal reverencia al arca, que su morada era
el lugar Santísimo
del tabernáculo de Dios, a donde nadie podía entrar sino el
Sumo Sacerdote una
vez al año; portando incienso y sangre de cordero sobre sí
para no perecer a
causa de la Presencia
de Dios,
Actualmente los
judíos
tienen en sus sinagogas un cofre donde guardan la Torá y el
cual representa el
Arca de la Alianza,
habitáculo que alberga la palabra de Yaveh
También está
presente
igualmente como objeto sagrado en la religión de la Iglesia
ortodoxa etíope; y
para los cristianos católicos romanos se simboliza
místicamente a través de la Virgen María. Para
los cristianos existe un episodio especial durante la muerte
de Jesús en la
cruz del Calvario, cuando el enorme velo del templo se rasgó
por la mitad. Su
significado; El Lugar Santísimo estaría de ese momento en
adelante, accesible
para todo aquel que quisiese acercarse a la Presencia de
Dios, la
antigua alianza ya no tenía valor según la segunda carta a
los corintios 3:14
puesto que Él, El Cordero había derramado su sangre una vez
y para siempre, y
había hecho de los suyos sacerdotes de Dios
La Biblia indica que el Arca fue mandada a
construir por Moisés y el diseño de la misma ordenada según
Yahveh lo había
dispuesto, usada en la conquista de Canaán y con la cual
Josué consiguió
abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas
con el Arca, y
durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó
luego en poder de
dicho caudillo.
El Arca fue
fijada en Silo.
Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los
episodios más
impresionantes del que se cuenta acerca del Arca de Dios.
Durante una cruenta
guerra contra los filisteos fue llevada al campamento
israelita con el objeto
de levantar la moral de los guerreros. Pero después de una
trágica derrota del
pueblo hebreo, donde también murieron los dos hijos del juez
y sacerdote
israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo
trofeo, dando lugar
a un verdadero luto en todo el país de Israel. En poder de
aquellos estuvo unos
meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al
templo de la
gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, éste quedó dos
noches consecutivas
postrado delante del Arca, solo que la segunda vez
decapitado y sin las manos,
a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas
azotando todo aquel
país. Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos,
habrían dejado que el
Arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después
los animales pararon
en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por
el trato poco
reverente que dieron al objeto sagrado.
De allí fue
trasladada a Gabaá.
Luego Saùl la habría utilizado en la campaña contra los
filisteos.
Posteriormente David con un acompañamiento solemne la habría
trasladado a Sión.
Sin embargo, de camino a Sión habría ocurrido un accidente:
Uza, un encargado
del Arca, quiso sostenerla en un momento de bamboleo y cayó
muerto de repente.
David atemorizado la dejó durante 3 meses en casa de
Obededom. Seguidamente,
desde Sión la reliquia fue instalada en el majestuoso templo
de Salomón en
tiempos de su reinado en Jerusalén.
Luego, desde que
Nabucodonosor,
rey de Babilonia, invadió Jerusalén, destruyendo el templo y
saqueando todos
los objetos valiosos del mismo, el Arca prevenidamente fue
llevada y colocada
en un lugar seguro y secreto antes de la invasión y
posterior deportación de
los judíos. Precisamente -en ese tiempo de la destrucción
del Templo- Jeremías
es el profeta ungido responsable de hablar. Según el
registro de los Macabeos,
Jeremías tomó el Arca -lo cual representaba el trono de
Dios- para ocultarla en
el Monte Nebo:
Leamos en 2
Macabeos 2:4-8
=
"El profeta,
después
de una revelación, mandó llevar consigo la Tienda y el Arca;
y cómo salió hacia el monte
donde Moisés había subido para contemplar la heredad de
Dios. Y cuando llegó
Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva; allí
metió la Tienda, el Arca y el altar
del incienso, y tapó la entrada. Volvieron algunos de sus
acompañantes para
marcar el camino, pero no pudieron encontrarlo. En cuanto
Jeremías lo supo, les
reprendió diciéndoles: "Este lugar quedará desconocido hasta
que Dios
vuelva a reunir a su pueblo y le sea propicio. El Señor
entonces mostrará todo
esto; y aparecerá la gloria del Señor y la Nube, como se
mostraba en tiempo de Moisés,
cuando Salomón rogó que el Lugar fuera solemnemente
consagrado".
Jeremías diría
que esa
Arca, el antiguo "trono de Dios", perdería importancia hasta
la
"Segunda Venida". Entonces será expandida a fin de incluir
enteramente a un pueblo:
"Y sucederá que
en
aquellos días... -declara el SEÑOR- no se dirá más: "Arca
del pacto del
SEÑOR"; no les vendrá a la mente ni la recordarán, no la
echarán de menos
ni será hecha de nuevo. En aquel tiempo llamarán a
Jerusalén: "Trono del
SEÑOR"; y todas las naciones acudirán a ella, a Jerusalén, a
causa del
nombre del SEÑOR; y no andarán más tras la terquedad de su
malvado corazón."
(Jeremías 3:16-17)
Pero
verdaderamente su ubicación,
es un misterio, Actualmente existen diversas teorías sobre
la ubicación actual
del Arca de la Alianza. Entre ellas destacan las tres más
conocidas, las cuales se
citan a continuación:
El Libro II de
los
Macabeos, cap. 2, ver. 4-10), contiene referencia de unos
escritos que
mencionan que el profeta Jeremías "siendo advertido por
Dios" antes
de la invasión babilónica, movió el Arca desde el Templo, y
la hizo enterrar en
una cueva del Monte Nebo.
En este sentido,
cabe
mencionar que, a partir de esta ubicación, existen numerosas
teorías o
historias "no probadas" y sin fundamento serio, que postulan
que
posiblemente habría sido encontrada e incluso posiblemente
llevada a algún otro
lugar, el cual depende de la versión de cada teoría o
historia.
La tribu africana
Lemba,
la cual presume de ascendencia judía, ha afirmado en sus
tradiciones que sus
antepasados, cuando llegaron al sur de África, trajeron
consigo una reliquia
sagrada llamada Ngoma lungundu o "la voz de Dios", la cual
estuvo un
tiempo escondida en una cueva profunda en las montañas
Dumghe, su hogar
espiritual hasta que fue llevada a un museo, donde se
encuentra actualmente.
A partir de ello,
el
investigador Tudor Parfitt, que tiene un enfoque literalista
de la historia
bíblica, postula en su investigación que el Ngoma lungundu
está relacionada con
el Arca. Su hipótesis se basa en que el objeto descrito por
el pueblo Lemba
posee atributos similares al Arca, tales como que el Ngoma
lungundu es de
tamaño parecido, que fue trasladado sólo por los sacerdotes,
que no se le
permitió tocar el suelo, que fue venerado como una voz de su
Dios, o que se
utilizó como un arma de gran poder.
Parfitt analizó
este
artefacto con radio-carbono, datándolo en una fecha
aproximada al año 1350, lo
que coincidió con el repentino final de la Gran Zimbabue.
Parfitt sugiere que la Ngoma
lungundu que se encontró, es la descendiente de la Bíblica
Arca, y que
ésta fue reconstruida a través de la historia. Parfitt
ofrece la sugerencia de
que el Arca bíblica, al igual que la Ngoma lungundu, era una
estructura de madera cubierta con un
pedazo de cuero, y que siempre ha sido un tambor, así como
un arma de algún
tipo, al igual que el Ngoma. Sin embargo, esta última
hipótesis es rechazada
por otros arqueólogos e historiadores, al no poder ser
probada
En 1989, un
periodista
británico, Graham Hancock, aseguró que la legendaria Arca
Perdida no se
encontraba perdida sino a salvo en un templo de Etiopía.
Posteriormente han
aparecido pruebas arqueológicas que han sustentado esta
teoría. Esta teoría se
basa en relatos pertenecientes a la iglesia cristiana Copta
en Etiopía, que
indican que el Arca de la Alianza habría sido trasladada
secretamente hacía más de 1000
años. (650 a.c.).
Cuenta el libro
sagrado de
Etiopía, el Kebra Nagast, que en tiempos de Salomón, la
Reina de Saba visitó Jerusalén atraída por la
sabiduría de su Rey. La Reina de Saba comenzó a ejercer una
irresistible
atracción sobre el hijo de David, quien pese a sus riquezas
e inteligencia no
lograba seducir a la bella soberana. Llegaba la hora de su
partida a Saba y
Salomón consiguió arrancarle una promesa: que en el caso de
que se llevase
consigo algún bien preciado del reino, consentiría a cambio
yacer con él una
sola noche. La víspera del viaje, Salomón ofreció a su
invitada una cena de
exquisitos manjares. Astutamente ordenó que se sazonaran con
abundante sal y
picantes especias. Tras los postres, la reina tuvo que beber
abundante agua
para calmar la sed. ¡Qué bien es el más preciado sino el
agua! Rota la promesa,
la reina de Saba cumplió y de aquella única unión nació
Menelik I futuro rey de
Etiopía. Relatos indican que años más tarde el joven Menelik
fue enviado para
recibir educación a casa de su padre en Jerusalén. Pocos
años después, a pesar
de los esfuerzos de Salomón para que su hijo se quedara,
Menelik regresó a Etiopía.
La tradición cuenta que, seducido por sus ayudantes, se
llevó consigo el Arca
(algunas teorías postulan que para poder llevarse el arca
existió un posible
cambio del arca original por el de una copia del arca que
Menelik debía
llevarse; siendo posiblemente que esa copia sea el arca que
se dice fue
ocultada en Jordania; otras teorías, en cambio, postulan la
posible existencia
de dos arcas originales o que tenían la misma importancia,
en donde en cada una
se guardó posiblemente una de las Tablas de la Ley, siendo
una de ellas la que fue llevada a
Etiopía).
Posteriormente
los relatos
indican que permaneció primeramente en un templo en la isla
de Elefantina cerca
del río Nilo. Luego se relata cómo el Arca de la Alianza
habría sido
colocada en una especie de tabernáculo en la isla de Tana
Cherkos (Tana
Kirkos), ubicada en el lago Tana (lago Tano), donde
permaneció durante 800
años.
Los relatos
señalan que
pasado estos 800 años, el rey Ezana de Etiopía decidió
trasladar el arca a Axum,
siendo finalmente guardada en la Iglesia de Nuestra Señora
de Sión. Según los etíopes, es el
lugar en donde hasta hoy en día aún permanece y es cuidada
por un sacerdote.
Este sacerdote, según sus tradiciones, sería un descendiente
de uno de los levitas,
quienes ayudaban a trasladar y cuidar el Arca en sus viajes.
Este sacerdote es
la única persona a quien se le permite ver el Arca de la
Alianza guardada en la
iglesia de Nuestra Señora de Sión, al igual que ocurría con
los levitas según
la tradición judía; es por ello que no se ha podido
ratificar su permanencia
real en esta iglesia, aunque todas las pruebas arqueológicas
indicarían que
esta teoría sería auténtica. Entre las variadas pruebas
arqueológicas, hay reliquias
pertenecientes al pueblo judío de la época del arca, y que
pertenecerían al templo
de Jerusalén
Esta última
teoría además
se sustenta en que extrañamente el Arca es el punto central
del culto y la
adoración cristiana en Etiopía: cada uno de los 20.000
templos de Etiopía
contiene una réplica del Arca de la Alianza. El libro
sagrado de Etiopía, el Kebra
Nagast cuenta la historia del traslado del Arca, gracias a
Menelik I. Cuando el
Rey Salomón se dio cuenta del robo pensó en enviar un
ejército a perseguir a su
hijo, pero él también soñó que era la voluntad de Dios y
mantuvo la
desaparición del Arca en secreto. La versión respecto a
Makeda y Salomón, en la
tradición judío ortodoxa de la falasha de Etiopía, es
prácticamente idéntica a
la del Kebre Negest. A pesar de ser una historia desestimada
por los
historiadores occidentales, los etíopes la aceptan sin
dudar. Están convencidos
que el Arca original fue llevada a Axum en el primer milenio
antes de Cristo y
que permanece ahí desde entonces.
Recientemente, el
Abuna de
Etiopía (Iglesia ortodoxa etíope) afirma haber visto el Arca
de la Alianza
El monte Nebo (en
hebreo: הר
נבו,
en árabe: جبل نيبو) es un pico de 817 metros situado en el
oeste de la Jordania
actual. La historia bíblica del último capítulo de
Deuteronomio 34:1 narra cómo
Moisés, negada la entrada de la Tierra Prometida a la que
dirigió a los israelitas
desde Egipto, vio la tierra de Canaán desde la cima de la
montaña antes de
morir.
El lugar exacto
del
bíblico monte Nebo no se conoce, pues el lugar descrito en
la Biblia es para unos el monte
Sinaí y para otros las montañas Abarim, al este de la
desembocadura del río
Jordán en el mar Muerto. En estas alturas en el oeste del
Jordán, se observa Jerusalén
en un día claro.
El Reino de Aksum
(o Axum)
fue un importante reino comerciante del noreste de África
entre los siglos
I d. C. y X d. C. que se expandió desde los montes de la
actual región de Tigray hasta abarcar gran parte del norte
de la actual Etiopía,
ciertas regiones fronterizas de Sudán, la mayor parte de
Eritrea y parte de la
costa occidental de la península Arábiga. Participó
activamente en los
intercambios comerciales entre la India y el mundo
mediterráneo y sirvió de punto de encuentro
entre el subcontinente indio y el Imperio romano. Con la
caída de Roma y la
expansión del Islam el reino, que había adoptado la religión
cristiana, quedó
aislado y entró en declive. En ocasiones se le ha confundido
con el vecino reino
de Saba del que se habla en la Biblia
y el Corán y durante la Edad Media la tradición popular lo
convirtió en el mítico reino
del Preste Juan. Basándose en la identificación con el reino
de Saba los
sucesivos emperadores de Etiopía se consideraron
descendientes del rey Salomón
de Israel y reyes de Axum hasta la abolición de la monarquía
en el año 1974. El
recinto arqueológico de la actual ciudad de Aksum fue
declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.
Por que tenía
tantos
poderes esta arca,
Tenía poderes
legendarios:
detener el curso de los ríos y aplastar montañas, infringir
y destruir
ejércitos enteros. Durante la campaña de Josué para tomar la
ciudad de Jericó,
el Antiguo Testamento narra la historia del Arca y del
ejército: por seis días
consecutivos un grupo elegido de sacerdotes marcho en torno
a la ciudad con el
Arca en hombros, al séptimo día terminaron siete veces
alrededor del Arca y
entonces al dejar oír sus trompetas los muros de Jericó
cayeron.
En más de 200
referencias
el Antiguo Testamento describe en detalle los sorprendentes
poderes del Arca.
Durante cientos de años los hebreos la llevaron consigo de
un lado al otro.
Cuando el rey David comenzó su reinado a finales del siglo
XI antes de nuestra
era, hizo traer el Arca a una aldea en un monte, en la cima
había una gran
piedra plana y sobre esta David planeaba construir un templo
para el Arca, pero
David murió antes de que pudiera poner en práctica sus
planes y la tarea recayó
sobre su hijo Salomón, quien reino desde el 970 al 931 antes
de Cristo.
Hay mucho
misticismo con
respecto a las diversas y posibles ubicaciones del Arca. Se
manejan teorías o hipótesis
tan variadas como que posiblemente se encontrase cerca de
Roma tras el saqueo
de Jerusalén por parte de los romanos, y de ahí se
conservase o se hubiese
sustraído hacia Francia. E incluso que hubiese sido
conseguida posteriormente de
Jordania por los templarios en sus excavaciones, tras
habérsela ocultado a los
romanos, y de nuevo los templarios colocaran ésta en
distinto paradero.
Los nazis y en
concreto
Hitler mediante Himmler estubieron buscando el arca de la
alianza la cual les
llevaria a la victoria final, las escrituras hablan de un
artefacto el cual
mediante unos ritos judios derribó las murallas de Jericó,
liberando al pueblo
judio de la opresión, este arca fué buscada por los
Templarios y aparentemente
encontrada y escondida, era necesario saber el ritual y la
palabra secreta que
es el nombre de Dios. Hay unos documentos desclasificados y
hechos públicos en
la década de los noventa por los servicios secretos rusos en
los cuales se hace
referencia a la Operación Jerió y que supuestamente los
alemanes la llegaron
a encontrar y a usar sin el resultado deseado, mas bien
influyó en el favorable
desembarco de Normandía y a la tardía respuesta del ejército
alemán. Sobre esto
hay escrito un libro, concretamente una trilogía, la
trilogía templaria, en el
segundo libro se explica de forma de novela los sucesos,
estos basados en lo
que supuestamente ocurrió. Los alemanes no solo buscaban el
arca de la alianza,
sino cualquier objeto relacionado con la orden del temple,
los teutones
germanicos, como la mesa del rey Salomón, el cetro de poder,
etc, Himmler era
el encargado de la guardia negra de las SS, encargada de
estos fines y de la
religión basada en ellos.
En su libro La
copa
esmeralda, un coronel médico norteamericano, Howard
Buechner, narra que el Arca
de la Alianza,
junto con el tesoro de Salomón, llegó a Francia gracias a
los visigodos y no a
los templarios. Este escritor afirma que el año 70 d.C.,
como consecuencia de
un levantamiento de los judíos, el general romano Tito
redujo a escombros la
ciudad de Jerusalén y el Templo de Salomón que reformara
Herodes.
Tras la
destrucción, los
romanos realizaron excavaciones para buscar el tesoro del
templo, "peinando"
también la zona de los establos.
Pues bien:
Buechner afirma
que tuvieron éxito en sus trabajos y encontraron el Arca,
así como otros
tesoros de gran valor.
Tras ello, Tito
envió el
botín a Roma y ordenó erigir en el Foro un monumento que
conmemorara la
victoria sobre Palestina. En uno de los relieves del Arco de
Tito se ve todavía
hoy a un grupo de soldados transportando un enorme
candelabro de siete brazos,
que bien pudiera ser el que acompañaba al Arca en tiempos de
Moisés.
A pesar de la
gran erosión
de las figuras, se puede observar que dos soldados llevan
algo suspendido entre
dos palos apoyados sobre sus hombros. Para el investigador
inglés Michael
Baigent esa era el Arca. Según él, una vez en manos romanas
pasaría de un
emperador a otro hasta la cristianización del Imperio,
cuando quizás iría a
parar al Vaticano.
Pues bien: en el
año 410
d.C., el rey visigodo Alarico se tropezó con ese tesoro
durante el tercer
asalto a Roma, trasladándolo a Francia y escondiéndolo en el
último reducto
visigodo, al sur de Carcasona, en la provincia gala del
Languedoc, cerca de los
Pirineos.
Según Buechner,
los
visigodos habrían escondido el tesoro en una gruta, donde
sería olvidado.
Pero en 1931, el
historiador alemán Otto Rahn fue la Languedoc a buscar el
Tesoro de salomón. Aunque
no se sabe que encontró en esa primera vista, debió ser lo
suficientemente
relevante como para que Heinrich Himmler lo enviara de nuevo
a realizar una
exploración más a fondo en 1937, financiado por el partido
nazi. Murió poco
después y hubo que esperar hasta 1942 a que los nazis fueran
derrotados en Rusia para llevar a
cabo una misión que parecía imposible.
Todo esto seguira
siendo
un mito , lo que nunca se sabra donde estar esta reliquia
del pasado,
Fuentes:
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