El Mausoleo de Qin Shi Huang, el emperador
que intentaría ganarle a la muerte,
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El Mausoleo de Qin Shi Huang |
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El mausoleo |
El
mausoleo se encuentra en el monte Lí, a unos 30 kilómetros al este
de la ciudad de Xian, en el distrito de Linton, en la provincia de Shaanxi, al
noroeste de China.
Qin Shi Huang (260-210 A.c.) fue el primer
emperador de China. Aglutinó, por primera vez en la historia, mediante
sucesivas conquistas los territorios que forman actualmente la república de
China bajo el mandato de un mismo soberano (hasta aquel momento el país había
estado dividido en múltiples estados feudales en continua lucha entre si), y
los unificó mediante la introducción de unas señas de identidad común como es
la utilización de una misma moneda, escritura, sistema legal, sistemas
métricos…
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muralla |
De carácter dictatorial e intransigente, el
emperador Qin Shi Huang impuso estrictas reglas y no dudo ni un instante en
usar la fuerza para imponer sus normas. Quemó los libros que contuviesen ideas
distantes a las suyas, enterró vivos a sus detractores, condenó a miles de
intelectuales a trabajos forzados en la obra de la Gran Muralla… Todo en
búsqueda de la perpetuación de su dinastía en el trono.
También fue un gran derrochador, y emprendió
diversos proyecto cuasi faraónicos como fue el Palacio Afang o su propio
mausoleo.
Entre sus logros figura el inicio de la
construcción de una de las grandes maravillas del mundo: la Gran Muralla China.
El objetivo de esta fantástica edificación era defender el territorio de China
de los continuos ataques de los nómadas xiongnu de Mongolia y Manchuria.
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mausoleo, por dentro, |
En la construcción del mausoleo de Primer
Emperador Qin (descubierto en marzo de 1974) participaron unos 700.000 hombres,
y tardaron más de treinta años en concluirlo. Se encuentra en la montaña
Lishan, a unos 30
kilómetros de Xi'an, en la provincia de Shaanxi. El
recinto mide 56
kilómetros cuadrados y su altura es de unos 76 metros. Su forma es
piramidal, y a su alrededor se encuentran más de 400 tumbas y fosas de súbditos
del emperador junto con objetos funerarios.
Luego de su entronización se inició la construcción
de la tumba en un lugar geománticamente apropiado. Se apoya ésta en el monte y
mira hacia el agua. Tardaron los trabajos 40 años, con la participación de más
de 700 000 obreros reclutados, una décima parte de jóvenes y adultos de aquel
entonces. No se había aun concluido, cuando la dinastía Qin llegó a su término.
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rió amarillo, |
No sabemos por qué a pesar de los milenios
transcurridos, desde que fue enterrado el emperador en 210 a. n. e. esta tumba jamás
ha sido abierta. Los detalles interiores son sólo conocidos por los Anales de la Historia: La excavación
es profunda hasta el estrato de aguas subterráneas. Tuvo que reforzarse con
materiales de cobre. En el suelo había un río de mercurio, sobre el cual
flotaba el ataúd de oro. La parte superior del techo arqueado de la recámara,
donde se halla el ataúd, tiene pintados astros, mientras la parte inferior está
decorada con un mapa topográfico de China y pinturas de paisajes de su
amplísimo reino. La recámara, alumbrada por una “Lámpara perpetua",
contiene joyas y otros objetos de extraordinario valor. La entrada está
custodiada por ballestas controladas por aparatos mecánicos, contra posibles
profanadores.
Muchos arqueólogos sienten la obsesión de revelar
cuanto antes este gran enigma. Sin embargo, la protección de tan rica herencia
cultural exige prudencia para tomar las medidas más seguras.
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dinastía Qin |
El Mausoleo de Qin Shi Huang fue originalmente un
magnífico cementerio. Las construcciones en la superficie ya no existen. Las
investigaciones revelan que el mausoleo fue edificado según el plan urbanístico
de Xianyang, capital de la dinastía Qin, dividida también en dos partes:
interior y exterior, La tumba y su área periférica miden 66 km2, extensión más
amplia que la actual Xi’an.
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guerreros de terracota |
Guerreros y corceles de tamaño natural fueron
descubiertos en esta zona, en marzo de 1974, cuando un grupo de campesinos
excavaban los pozos. Así, la octava maravilla del mundo –el Ejército de
Terracota de Qin Shi Huang- salió a luz.
A 1,5
km al este del mausoleo, cerca de 8 000 figuras de
cerámica, 100 carros de madera y 40 000 piezas de armas de bronce estaban
dispuestos en tres fosas de una superficie total de 20 000 m2. El foso núm. 1
tiene una superficie de 12
000 m2. Es el más grande y contiene 6 000 esculturas de
caballos. En el foso núm. 2 –la mitad de la extensión del primero-, hay mil
caballos. El foso núm, 3 sólo ocupa una área de 500 m2. Exhibe 68 guerreros.
Según investigaciones arqueológicas, los fosos simbolizan el ejército que en
vida tuvo Qin Shi Huang, protegen el mausoleo, y los guerreros están dispuestos
en formación militar. El núm. 3 es el cuartel general, que dirige a los tres
ejércitos.
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caballos |
Desde la tribuna de revista en el foso núm. 1, se
puede ver una lesión subterránea sin parangón en el mundo. Tres filas de 210
guerreros constituyen la vanguardia. Vienen luego los ballesteros, seguidos por
40 columnas de infantes, caballeros y cocheros, acorazados, todos salen por
decenas de túneles. A los lados izquierdo y derecho, la guardia y, al final,
tres filas de retaguardia. La imponente formación del ejército listo para
entrar en batalla, sugiere pensar en aquel momento, en el esfuerzo y el arrojo
del Primer Emperador para unificar su vasto imperio.
Los guerreros y corceles de terracota constituyen
un bello mundo escultórico. Cada uno, con la boca cerrada; algunos se mantienen
de pie, apacibles.
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cuerpos |
Cabezas y cuerpos de los guerreros han sido
moldeados, cocidos y pintados separadamente, y unidos más tarde. Estaban antes
pintados. Por la erosión del tiempo y el agua subterránea, han perdido en su
mayor parte el color.
El descubrimiento de este ejército de terracota,
retrotrae la aparición de la escultura en colores a la dinastía Qin y no a la Tang, como se suponía antes.
Los autores de este numeroso ejército Qin de terracota han sido los pioneros en
dar fuerza, vivacidad y realismo a la escultura china.
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Qin Shi Huang |
Qin
Shi Huang fue enterrado en el mausoleo que, de acuerdo con Sima Qian, había
comenzado a construir cuando ascendió al trono de Qin. De manera un tanto
sorprendente, el historiador escribe acerca del espléndido mausoleo del
emperador sin mencionar las impresionantes filas de guardias descubiertas
afuera. A pesar de que su relato acerca de 700,000 obreros forzados y convictos
trabajando en el sitio algunas veces ha sido considerado como una exageración,
estos reclutas en la construcción del mausoleo sin duda participaron en la
reproducción en terracota y bronce del ejército, los sirvientes y las mascotas
favoritas del emperador.
El
mausoleo fue adornado con una extravagancia exquisita y sin precedentes. Sima
Qian escribió: “Para llenar la tumba se trajeron réplicas de palacios, torres
pintorescas y cientos de guerreros, así como extraños utensilios y maravillosos
objetos… Se utilizó mercurio para crear imitaciones de los cien ríos, el Río
Amarillo y el Yangtzé, y los mares, construidos de tal manera que parecían
fluir. Encima había representaciones de todos los cuerpos celestiales, debajo,
las características de la tierra”.
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Epang |
Sin
embargo, esta clase de fastuosidad no se reservó únicamente para su último
lugar de descanso. Para relacionar aún más su vida y obras con una posición
central en el cosmos, el emperador había trazado sus palacios conforme a las
estrellas, la morada de una deidad suprema. Sima Qian documentó detalles de los
palacios más fabulosos. El palacio Epang (Ebang) es al que los especialistas
consideran como uno de los más grandes y grandiosos jamás construidos, con un
inmenso salón del trono que debió medir cerca de 675 metros (más de un
tercio de milla) de largo. Las aspiraciones místicas del emperador se
reflejaron en el diseño del palacio: “Un camino elevado que se extendía de
Epang hacia el norte a través del río Wei para unir el palacio con Xianyang,
imitando la forma en el cielo de un corredor que va de la estrella más alta
pasando por la Vía Láctea
hasta la estrella de la
Habitación Real”.
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guerreros, para ayudarlo en la inmortalidad, |
Por
medio de sacrificios en montañas y otros lugares solemnes, el emperador creía
haber unificado así el universo de los espíritus así como los estados
terrenales. Se veía a sí mismo como el primero de una línea de gobernantes cuya
sucesión duraría 10,000 generaciones y no tendría fin; sin embargo, pese a
todos sus planes, la dinastía de Qin Shi Huang terminó con el suicidio
deshonroso y prematuro de su hijo, el Segundo Emperador, durante un
levantamiento. Como este hijo ya había tomado la precaución de eliminar a todos
sus hermanos, la dinastía Qin terminó sólo cuatro años después de la muerte del
Primer Emperador.
Si
el Primer Emperador falló en su misión de alcanzar la inmortalidad en esta
vida, había diseñado complicados planes para tomar la próxima por sorpresa.
Esta motivación explica tanto el mausoleo como los Guerreros de Terracota.
Incapaz
de superar su miedo a la muerte o de instaurar su gobierno universal y eterno
en esta vida, el “Primer Dios Augusto” (o dios-gobernante) decidió establecer
su autoridad y poder supremos después de su muerte. El orgullo desmedido que
caracterizó su vida lo acompañó más allá de la muerte.
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tumba |
De
acuerdo con los antiguos conceptos chinos, la muerte, los espíritus y la vida
después de la muerte no estaban tan claramente divididos del mundo de los vivos
como es el caso en las culturas occidentales modernas, y la vida después de la
muerte podía ser un reto mucho más aterrador y peligroso que la existencia
terrenal. ¿Sus enemigos buscarían venganza? Como creía que las personas seguían
desempeñando las mismas funciones después de la muerte, tenía una razón
particular para temer a los ejércitos de los seis estados que no sólo había
derrotado, sino masacrado, por lo que ordenó que un ejército lo acompañara
después de morir. Probablemente ésa es también la razón por la que los
Guerreros de Terracota miran hacia el Este, hacia un pasaje por el cual un
ejército enemigo podría acercarse más fácilmente al mausoleo subterráneo: el
último palacio del Primer Emperador.
No
obstante, los Guerreros de Terracota nunca pelearon una batalla y su
emperador no conquistó la muerte ni la vida después de ésta. Tampoco logró
gobernar el universo ni nada más. Enterrado y olvidado por más de dos milenios,
su ejército hueco e inmóvil y sus sirvientes son, de hecho, un testimonio
silencioso de los límites del poder y la influencia humanos.
Los
Guerreros de Terracota son testigos silenciosos de uno de los intentos colosales
(aunque vanos) de un hombre por vencer a la muerte. El Primer Emperador de
China falló, al igual que todos los que lo han intentado. No se convirtió en un
dios ni conquistó la muerte, la vida después de la muerte ni el universo, Solo
fue un ser viviente que logro gobernar un gran imperio,
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testigos silenciosos |
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